jueves, 15 de septiembre de 2022

LA EXIGENCIA DE PERCIBIR...




"A los catorce años fui a estudiar a una escuela familiar. Allí la obediencia obligaba a doblegarse físicamente, a someterse, a ejecutar mecánicamente la ceremonia marcial que compromete solamente al cuerpo. Una parte de mí quedaba afuera. No estaba permitido manifestar emoción, duda, ternura o necesidad de protección. Mi presencia era modelada por estereotipos de comportamiento. El valor supremo era la apariencia: el oficial que exigía respeto y se creía respetado; el cadete que tras la impasible fachada del saludo lo maldecía y le dirigía los insultos más indecentes, ocultando su rabia y su desprecio. Nuestro comportamiento estaba domesticado por poses codificadas que mostraban aquiescencia y aceptación."

"La cultura de la corrosión, como un ácido, atacó mi fe, mi ingenuidad, mi vulnerabilidad. Me hizo perder la virginidad en todas su acepciones físicas y mentales. Generó la necesidad de sentirme libre y, como sucede a los diecisiete años, de disentir y negar todo aquello que no tiene vínculos geográfica, cultural y socialmente. Me interné de este modo en la cultura de la rebelión."

"Concentraba mi atención para captar muecas, guiños, sonrisas (¿de benevolencia? , ¿de superioridad?, ¿de simpatía?, ¿ de tristeza?, ¿de desprecio?, ¿de complicidad?, ¿ de ironía?, ¿de afecto?, ¿de hostilidad?, ¿ de sabiduría?, ¿ de resignación?...pero sobre todo, ¿una sonrisa en mi contra o a mi favor?·

"Como inmigrante, he vivido por años la cotidiana y desgastante oscilación de ser aceptado o rechazado sobre bases "pre-expresivas". Cuando me subía a un tranvía no "expresaba" nada y sin embargo algunos se apartaban para compartir el espacio conmigo, mientras que otros lo hacían para tenerme a distancia. Las personas reaccionaban simplemente ante mi presencia que no afirmaba ni agresividad, ni simpatía, ni deseo de fraternizar, ni desafío."

"La exigencia de percibir la actitud de los otros respecto a mí fue una condición diaria que mantenía alerta todos mis sentidos. Me hacía advertir los mínimos impulsos, las reacciones inconscientes, la "vida" de las tensiones  más microscópicas que se cargaban para mí, observador atento, de significados y propósitos."

"De este modo, durante mi viaje de emigrante, se forjaron los instrumentos para mi oficio de director: alguien que, alerta,  escruta la acción del actor. Con estos instrumentos aprendí a ver, a individualizar en qué lugar del cuerpo nace un impulso, cómo se mueve, según qué dinamismo y trayectoria. "

 "Qué es la presencia del actor? ¿Por qué, realizando las mismas acciones, un actor es creíble y el otro no? ¿El talento es también una técnica? ¿Un actor inmóvil puede suscitar la atención del espectador? ¿En qué consiste la energía en el teatro? ¿Existe un trabajo pre-expresivo?"

"Se dice a menudo que la vida es un viaje, un camino individual que no implica necesariamente cambios de lugar. Los que mutan a una persona son los acontecimientos y el fluir del tiempo. Todas las culturas han determinado momentos que señalan la transición de una a otra etapa de este viaje. En cada cultura existen ceremonias que acompañan los nacimientos, establecen la entrada del adolescente a la edad adulta, celebran la unión entre el hombre y la mujer. Solamente una etapa no se conmemora: el volverse viejo. Existe la ceremonia para la muerte, pero falta aquella para el pasaje de la madurez a la vejez.

Este viaje y estas transiciones se viven con desgarros, rechazo, indiferencia o fervor. Sin embargo, se desarrollan dentro de un panorama con los mismos valores culturales.

Si la memoria es conocimiento, entonces sé que mi viaje ha atravesado diferentes culturas. La primera es la cultura de la fe. Allí se encuentra un niño en un lugar cálido, lleno de personas que cantan, de olores fragantes, de colore vivos. El estar juntos, el sentirse unidos y el compartir algo, me impregnaba de una sensación tal que aún hoy hace resonar mis sentidos y su subconsciente."

"La transición es una cultura. Existen tres aspectos que cada cultura debe poseer: la producción material a través de técnicas, la reproducción biológica que permite transmitir la experiencia de generación en generación y la reproducción de significados. Para una cultura es esencial producir significados. Si no los produce no es una cultura."

"En mi viaje a través de las culturas ha crecido una sensorialidad, y se ha agudizado un estar alerta que me ha guiado en la profesión. El teatro me permite no pertenecer a ningún sitio, no estar anclado a una sola perspectiva y permanecer en transición."


"LA CANOA DE PAPEL" (E. BARBA)


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