lunes, 20 de enero de 2020

LAS TEORÍAS SALVAJES...

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Intentar pensar el caso Nisman resulta tan interesante como agotador; como sentarse a armar un rompecabezas del que, creemos, siempre nos faltará alguna pieza.
La mayoría de los testimonios que recoge el documental ( fiscal, políticos, abogados, periodistas, peritos, agentes de inteligencia locales y extranjeros) no son inocentes y desprejuiciados, sino que forman parte del entramado de intereses del campo político y social al que representan, por lo que la teoría del asesinato o del suicidio a veces pareciera ser no un punto de llegada, sino que está desde el vamos, según la posición desde la que se habla.
Si bien ese es el eje del documental (mostrar las diferentes posiciones respecto a qué pasó con el fiscal y el grado de verosimilitud de su denuncia), la pregunta que me queda flotando en el aire una vez que termina el último capítulo no tiene tanto que ver con la incertidumbre de que su muerte se trate de un asesinato o un suicidio o sobre la debilidad o no de su investigación, sino con la forma en que los familiares y amigos de las víctimas del atentado puedan llegar a alcanzar algún tipo de paz sin que haya justicia. Se puede empezar el duelo personal cuando todavía no se empezó el duelo social? Como las normas que gobiernan los sentimientos se manejan por canales diferentes a las que gobiernan las instituciones, no se puede decretar el olvido, el cierre de la herida, a pesar de que la justicia parece indicar que no va a hacer su aporte al respecto.
Algo más: hay un personaje central, que es "Jaime" Stiuso. Si da miedo es porque se presenta ante la cámara hablando como un " buen tipo" pero con la deliberada intención de mostrarse siniestro (no nos hace falta estudiar la gestualidad al estilo "Lie to me" para percibirlo). No podemos tener la seguridad de que haya ordenado matar a Nisman ( aunque parezca ser el principal sospechoso), per no me quedan dudas de que, cuando habla, juega todo el tiempo con generar esa incertidumbre en su interlocutor. Una perversión que parece guionada la suya.
Y hay un personaje totalmente secundario a la historia de la muerte del fiscal pero central a su vida, que me dejó estupefacto: la madre de Nisman, que llama al 911 para avisar que encontró al hijo muerto en el baño de su departamento con la misma tranquilidad con la que uno llama al delivery para pedir una pizza.

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