domingo, 22 de marzo de 2020

IDEAS ESCANDALOSAS PARA LA DEMOCRACIA...

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"La política, dice Ranciere, es aquello que interrumpe el juego de las identidades sociológicas, ese juego que reenvía a lo que él caracteriza como la dimensión policial de la democracia: la gestión de las identidades, el orden, la administración general de lo social. Esta administración está en manos de quienes por diversas razones (según los momentos: los ricos, los garantes de la relación con la divinidad, las grandes familias, los sabios, los expertos) aparecen como capacitados para asumir esa responsabilidad. Sin embargo, para que haya comunidad política es necesario, según Ranciere, que esas superioridades concurrentes sean llevadas a un nivel de igualdad primera entre los "competentes y los "incompetentes". ¿Y si la democracia fuera el poder de cualquier persona, la afirmación de la contingencia de toda dominación? Ranciere explica que la democracia no es ni la forma del gobierno representativo ni el tipo de sociedad fundada en el libre mercado capitalista. Hay que devolverle a la palabra "democracia" su poder de escándalo: la posibilidad de gobernar para quienes no tienen a priori ni la voluntad, ni el deseo ni supuestamente la competencia para gobernar. ¿Y si tirásemos los dados para ver quién ocupa el lugar del poder supremo?
Confieso que la hipótesis de Ranciere sobre esa figura secreta, escandalosa de la democracia, consistente en la idea, la posibilidad, de que quien ocupe la función suprema sea elegido por sorteo -es decir, sin ninguna precondición económica, cultural, ideológica, profesional, familiar, etc, me resulta fascinante. ¿Y si dejamos que el azar determine quién nos va a gobernar? ¿No es esa la forma pura de la igualdad?
Evocar esa figura como experimento mental permite visualizar las razones (nunca azarosas) por las cuales el poder ha sido ocupado, en la historia de las democracias, por quienes lo han ocupado."

ELISEO VERÓN ("PAPELES EN EL TIEMPO")

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