"Desde Nueva York, la cantante y compositora Isabel de Sebastián posteaba esta semana: "Estoy en el país económicamente más poderoso del mundo, pero gran parte de la población no va al médico porque el seguro es carísimo e igualmente pagas una fortuna deducible antes de que el sistema comience a pagar algo. No hay salud pública salvo para gente indigente y jubilados. Trump le sacó los fondos a las organizaciones encargadas de este tipo de catástrofes hace meses, están desfinanciadas y hacen lo que pueden. A cargo de la crisis está Pence, culpable de muertes en los tiempos de la epidemia del VIH por haber votado contra la financiación del test. El gobierno dice que hay kits de análisis, pero las noticias muestran a médicos de hospital diciendo que no los tienen. Los médicos a domicilio aquí no existen, y desde hace unos días los hospitales piden que no vayas si tenés fiebre o tos."
La distopía nos venía corriendo. Mordiéndonos los talones. Los medios opinan y opinan y opinan.Opinan los entrevistados y los entrevistadores. Hay que llenar el tiempo al aire y hay conteos de infectados, indicaciones contradictorias (el barbijo protege o facilita?) alertas cada cinco minutos y noticias de todo el mundo.
La más estremecedora llega de Italia, donde también la salud pública sufrió en los últimos años uno de esos recortes que tanto le gustan al FMI. Fueron una de sus pruebas de "confianza". No alcanzan los respiradores, y los paramédicos deben elegir a quién salvar, y optan por los jóvenes. La distopía ya nos alcanzó.
Cuando esto amaine habrá que repensar el Estado sin los arteros mitos neoliberales que han engordado sus discursos miles de veces. Esta tragedia global debe dejarnos al menos una lección: la resignificación de los estatal."
La distopía nos venía corriendo. Mordiéndonos los talones. Los medios opinan y opinan y opinan.Opinan los entrevistados y los entrevistadores. Hay que llenar el tiempo al aire y hay conteos de infectados, indicaciones contradictorias (el barbijo protege o facilita?) alertas cada cinco minutos y noticias de todo el mundo.
La más estremecedora llega de Italia, donde también la salud pública sufrió en los últimos años uno de esos recortes que tanto le gustan al FMI. Fueron una de sus pruebas de "confianza". No alcanzan los respiradores, y los paramédicos deben elegir a quién salvar, y optan por los jóvenes. La distopía ya nos alcanzó.
Cuando esto amaine habrá que repensar el Estado sin los arteros mitos neoliberales que han engordado sus discursos miles de veces. Esta tragedia global debe dejarnos al menos una lección: la resignificación de los estatal."
"LA SALUD PÚBLICA" (Por Sandra Russo para Página 12, hoy)
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