El bar nos había gustado a los dos y la conversación venía bien, cuando de pronto ella me dice: "la velita esta ( señalando el centro de mesa) me pone nerviosa". Entonces aparté el centro de mesa y deslicé el comentario que se llevaría puesta la noche: "lo dejan acá para que juguemos al juego de la copa". Ese fue el principio del fin. Me miró fijo, abrió grande los ojos y me dijo: "yo no juego a esas cosas". Como la incomodidad fue evidente, traté de pasar rápidamente a otro tema, pero no hubo caso: ya había iluminado en su cabeza la habitación en la que ella me mantendría encerrado el resto del encuentro. Entonces empezó a contarme de su "contacto frecuente" con espíritus. Que no era solo que "sentía presencias" sino que además los veía. Le pregunté qué era lo que veía . Me contestó que suelen presentarse como hombres sin cabeza. Me contó que la última vez que se le apareció uno fue justo al despertar para ir a su trabajo. Le pregunté si no creía que eso que vio era algo con lo que había soñado previamente. Me miró con ternura, para luego lanzar la máxima de la noche: "CUALQUIERA SABE LA DIFERENCIA ENTRE UN SUEÑO Y LA REALIDAD"
Con mi preocupación en aumento, le pregunté si esas apariciones la tuvo solo en su casa, o si también le pasó en otros lados. Me contestó que le puede pasar en cualquier lado, en cualquier momento. Que no es algo que ella pueda controlar. Simplemente pasa. Y me dió un ejemplo concreto y reciente. Hace unos pocos días, camino a su trabajo, sintió un dolor en el pecho, una sensación de opresión fuerte. Entonces observó a su alrededor y vio la presencia del perro de la historia sin fin. "Te acordás de esa película?" me preguntó. Le digo que algo. Me dice, " bueno, estaba ese perro acá en Burzaco". Me quedé mirándola esperando una sonrisa que me devolviera la tranquilidad, pero tal cosa no pasó.
Mientras pedía la cuenta, me regaló su última anécdota. Parece ser que, hace unos días, una "bandada de ovnis" pasó por el cielo de Burzaco. "Cómo no sabés nada si se enteró todo el mundo!!!" Me dijo, casi a modo de reclamo. " Es que estoy con mucho trabajo" le contesté.
Hoy me levanté temprano para ir a jugar al pádel. Cuando llegué al auto, encontré que estaba cubierto de una suciedad de una magnitud tal que me hizo pensar que todo eso no puede pertenecer a las palomas. Levanté la vista y miré al cielo con mucha preocupación. Es que no todos sabemos la diferencia entre un sueño y la realidad.
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