"No hay mayor soberbia ni más tolerada que la de la ciencia médica. Encaramada sobre siglos de progreso, no pasa un día sin anunciar el perfeccionamiento de un método de diagnóstico, la invención de un nuevo medicamento o algún avance en la interpretación de los factores que determinan la enfermedad, la salud y el standard medio entre salud y enfermedad en el que estamos condenados a flotar. En esto la medicina científica es absolutamente eficaz y satisface el ideal humano de bienestar, felicidad y longevidad que parece un artículo tácito de la constitución del Estado Moderno. Para cumplir en plenitud estas metas colectivas la ciencia no necesita brindar bienestar ni felicidad a nadie. Le basta permanecer fiel a su programa de acumulación de conocimiento, celebrar su progreso incesante y exhibir sus estadísticas y pruebas de laboratorio. Ante ellos se presenta el mundo y su evidencia bajo la forma de un flujo de pacientes deseosos de creer y de someterse al tratamiento y al consumo."
"El derrumbe suele imaginarse como producto de una conjunción improbable y desfavorable de causas. Pero también podría pensárselo al revés. Están las causas, que siempre son conjunciones más o menos ponderables, y las conjunciones de causas, que es lo que se preferiría imaginar por cuanto en medio de la confusión del conjunto de conjunciones se establece una equivalencia entre saber y acertar, conjeturar y comprender, estar y sentir."
"Era como inculcar en un instante las nociones de fuerza, cuerpos, cosmos y totalidad, a las que toda la larga vida de aquella pasajera, episodio por episodio, había transcurrido desalentando. Porque también en las historias de la vida hay un girar, alguna forma de rotación. Y aunque sea metafórica e imperfecta, tal rotación expele con una colosal fuerza centrífuga cualquier imagen o idea que no gravite alrededor del núcleo donde se compacta lo indispensable. Por eso el pensamiento elude incorporar el dato de la totalidad, y todo aquello que intente reponerlo escapa disparado como si fuese el resto fósil de un big bang de nociones ocurrido mucho antes de que uno naciera."
"Pocos saben para qué sirven los relatos. Pocos humanos, y también pocos entre los humanos escritores. Y los que saben para qué, si se los pudiera convocar y reunir, jamás alcanzarían un acuerdo sobre el raro servicio del narrar que cada uno ha de representarse."
"El tiempo de la mente tiene eso: una intensidad propia que arrastra a los choferes y a las personas en general hasta el punto de que si no se detuvieran frente al reloj, o sobre una banquina donde la sombra de un árbol brinda una idea aproximada de la declinación solar, podrían llegar a sentir que el tiempo mental terminó por imponerse al mundo, y entonces pudo haber transcurrido toda una vida, o pudo revertirse la misma vida cayendo en algún punto del pasado al que nunca se debería volver."
"Si la nuca del chofer se pudiera plegar sobre sí misma como el telón de un teatrillo de barrio, exhibiría lo que hay más allá; no solo una masa húmeda y gris de materia orgánica temblando al compás del pulso de una red de vasos sanguíneos colorados y azules, sino también su centro imaginario, la mente, esa esfera hueca de un intenso amarillo que envuelve el espacio mental donde transcurre el caprichoso tiempo del cálculo, de la memoria, el de la voluntad, la pasión, los relatos. Y hasta se podría advertir, con un esfuerzo también mental, cómo esa facultad de poder estar al mismo tiempo antes y ahora es la que habilita a la mente a proyectarse hacia el futuro."
"Pero las nucas nunca son plegables ni desmontables y la pantalla que habría detrás y que sería el lugar donde cada chofer imagina, piensa, quiere o recuerda, es ilegible, invisible y tan imaginaria como la materia que la compone."
"En el curso de un diálogo, aun en el curso de uno de esos diálogos en suspenso donde el otro, contrariado por la incredulidad de su interlocutor, se refugia en su certeza sobre la profundidad de una napa o sobre la naturaleza de lo que cree es la buena vida, pocos reparan en la cantidad de energía que se dilapida imaginando lo que cada interlocutor, a su vez, imagina."
"Buena parte de las cosas más frecuentes de la vida debían tener también su forma de ceguera programada: un inventario de todo lo que hay que dejar de ver para poder hacer. Ese ha de ser el mecanismo natural de la atención, que consigue que cada uno atienda a lo que debe atender y se desentienda del resto."
"Son ideas que sólo pueden surgir cuando alguien nada y comienza a hiperventilar: ideas que no significan nada, pero que se sostienen lógicamente en la trama del todo de la vida. Está grabada en ellas la certidumbre de un frío de fondo que nos rodea, o nos envuelve."
"Pero uno vive siempre en estado de sugestión."
"LA INTRODUCCIÒN" (FOGWILL)
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