lunes, 27 de diciembre de 2010

BAJO ESTE SOL TREMENDO...





Agotado y con fiebre. Así pasé el fin de semana navideño. El malestar se prolonga al día de la fecha, por lo que no fui a trabajar. La última semana del 2010 me encontrará totalmente dominado por un cansancio definitivamente instalado en mi cuerpo. El sol me lastima todo el tiempo. No puedo estar en la calle. Al mismo tiempo, aparecen, en el horizonte inmediato, bajo este sol tremendo, algunas instancias "vocacionales" a tener en cuenta: escribir para el diario la Unión de Lomas y participar en la cátedra de estudios literarios de la facultad de ciencias sociales del mismo partido.
Mientras tanto, empiezo a pensar que la adicción a la neurosis ( esa faena que consiste básicamente en el hecho de avanzar retrocediendo), funciona para sus amantes (yo)como la única forma de registrar algo parecido a la potencia de la vida. De la vida y sus posibilidades en relación con las limitaciones propias y ajenas.
El 2011 me encontrará, entonces, teniendo que lidiar con neurosis amorosas (las peores de la especie, las de mayor potencia)al tiempo que paseo por la costa marplatense.
Y es que, en el amor como en todo lo que no es amor, la potencia neurótica en cuestión surge de imposibilidades para acceder a una convincente "clasificación de la etapas", de lo que fue pasado y ya no es presente (esa fina línea que separa los tiempos verbales) y de las condiciones de posibilidad de lo que -efectivamente- es presente. Y lo que está detrás de estas racionalizaciones, por supuesto, no es otra cosa que el desarrollo de una baja tolerancia al dolor.
La neurosis como forma vital de sentir la potencia de la vida. Como bien decía uno de los personajes de Belleza Americana (hay acaso una película que explique mejor las formas de vida modernas?), "hay tanta belleza en este mundo que creo que no puedo soportarla".

domingo, 19 de diciembre de 2010

Y TE PIENSAS SIN SANGRE...



Mario Benedetti(Uruguay, 1920-2009)
No te salves


"No te quedes inmóvil
al borde del camino,
no congeles el júbilo,
no quieras con desgana,
no te salves ahora
ni nunca.
no te salves.
no te llenes de calma,
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo,
no dejes caer los párpados
pesados como juicios,
no te quedes sin labios,
no te duermas sin sueño,
no te pienses sin sangre,
no te juzgues sin tiempo.

Pero si,
pese a todo,
no puedes evitarlo;
y congelas el júbilo,
y quieres con desgana,
y te salvas ahora,
y te llenas de calma,
y reservas del mundo,
sólo un rincón tranquilo,
y dejas caer los párpados
pesados como juicios,
y te secas sin labios,
y te duermes sin sueño,
y te piensas sin sangre,
y te juzgas sin tiempo,
y te quedas inmóvil
al borde del camino,
y te salvas;
entonces
no te quedes conmigo."

MAGIA, DESEOS Y NAVIDAD...



Uno nunca sabe, cuando termina un año, qué es exactamente lo que se está terminando (si es que, efectivamente, se termina algo). Entre semejante estado de inocencia y el festejo hay un solo paso. Empiezo a pensar que festejamos lo que entendemos, pero con más intensidad aún lo que no entendemos. Embarcados entonces en esa suerte de alegría programada, digitada desde siempre, desde la que se nos menea desde nuestro entorno social para estas fechas ("despedidas" laborales y despedidas con amigos, dejando las días clave del festejo social organizado para la familia, claro), vamos, con mis compañeros de trabajo, a comer a un restaurante. El lugar, una casa vieja en la periferia de las lomitas (ese conglomerado arquitectónico catastrófico que alberga, entre su comunidad estable, ilusiones furtivas de tapas de revista gente)nos es reservado a los miembros de la especie judicial. Al finalizar el almuerzo, por el que desfilaron platos varios de carnes y pastas, aparece, como no podía ser de otra manera, el inefable show: se trata de un mago que, al compás de sus trucos, no para de lanzar chistes cortos y efectivos ( cortos,tontos y efectivos como no podía ser de otra manera). Mientras lo observo y me río, a menor escala que el promedio de los comensales presentes, empiezo a pensar en que todo pasa, y cuando digo todo digo casi todo como siempre, por un estado de la imaginación en el que uno se construye y se posiciona como objeto de deseo de aquel al que está interpelando. La sapiencia y la sutilidad pero también la firmeza y el trabajo en esta constitución, revelan las claves del éxito independientemente de la calidad de lo hecho. En esto consiste, justamente, la magia. En esto y no en hacer aparecer un objeto donde antes sólo había aire.
De lo que se trata en estas fechas, si es que hay algo que realmente se termina para que algo diferente realmente empiece, es de practicar algún tipo de mensura (del presente en relación inmediata con el futuro) acerca de la magia (del deseo y sus posibilidaddes) que se encuentra a nuestro alcance.
Terminado el show (del que, gratamente, no participé), luego del postre y el café de estilo, lentamente comenzamos a abandonar el lugar.
Se termina el año, mis queridos, y el futuro, tal vez, sea nuestro.

domingo, 12 de diciembre de 2010

EL ARTE Y LA FUGA...





Fernando Pessoa
(Portugal, 1888-1935)
El libro del desasosiego (fragmento)



"El mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad. La cualidad principal en la práctica de la vida es aquella cualidad que conduce a la acción, esto es, la voluntad. Ahora bien, hay dos cosas que estorban a la acción –la sensibilidad y el pensamiento analítico, que no es, a fin de cuentas, otra cosa que el pensamiento con sensibilidad. Toda acción es, por naturaleza, la proyección de la personalidad sobre el mundo exterior, y como el mundo exterior está en buena y en su principal parte compuesto por seres humanos, se deduce que esa proyección de la personalidad consiste esencialmente en atravesarnos en el camino ajeno, en estorbar, herir o destrozar a los demás, según nuestra manera de actuar. Para actuar es necesario, por tanto, que no nos figuremos con facilidad las personalidades ajenas, sus penas y alegrías. Quien simpatiza, se detiene. El hombre de acción considera el mundo exterior como compuesto exclusivamente de materia inerte –inerte en sí misma, como una piedra sobre la que se pasa o a la que se aparta del camino; o inerte como un ser humano que, por no poder oponerle resistencia, tanto da que sea hombre o piedra, pues, como a la piedra, o se le apartó o se le pasó por encima. El máximo ejemplo de hombre práctico, por reunir la extrema concentración de la acción junto con su importancia extrema, es la del estratega. Toda la vida es guerra, y la batalla es, pues, la síntesis de la vida. Ahora bien, el estratega es un hombre que juega con vidas como el jugador de ajedrez juega con las piezas del juego. ¿Qué sería del estratega si pensara que cada lance de su juego lleva la noche a mil hogares y el dolor a tres mil corazones? ¿Qué sería del mundo si fuéramos humanos? Si el hombre sintiera de verdad, no habría civilización. El arte sirve de fuga hacia la sensibilidad que la acción tuvo que olvidar. "

sábado, 11 de diciembre de 2010

VIVIR AFUERA...



Hay cosas que me ofenden como persona, como miembro de una sociedad.
Los incidentes ocurridos en villa soldati en estos últimos días no hacen otra cosa que poner de manifiesto algo que, por momentos, olvidamos: la terrible precariedad, la terrible falta de medios (materiales y simbólicos) con la que mucha gente convive en este país. Vemos, entonces, cómo se televisan fragmentos de vida de los que, sin rumbo, deambulan fueran de los límites de la ilusión del estado de bienestar.
Las condiciones de posibilidad históricas de este "macro-contexto sociocultural" se pueden rastrear perfectamente bien tanto en el pensamiento de la generación del 80, como en el videlismo y, más acá en el tiempo, en series brillantemente corrosivas como tumberos. Allí están, como siempre, el trazado de las líneas dominantes y la figura del otro, del ajeno, como una ruina, un desliz en el paisaje de la dicha.
Cuál es, entonces, el micro-contexto en el que se desarrollaron los hechos de violencia actual en el parque indoamericano?
Se producen, como señaló Cristina en su discurso en casa de gobierno, en el marco del tercer aniversario de su mandato al frente de la nación. No sólo eso; sucede de cara a las elecciones presidenciales del próximo año que ya empiezan a desvelar a más de uno. Más aún: se trata del primer conflicto social grave (con muertos y decenas de heridos) que debe manejar sin sostenerse en el hombro (conyugal y político) de Néstor.
Suceden en el marco de un ciudad (la de Buenos Aires), gestionada por un Macri que, una vez más, con su declaraciones, deja ver al monstruo represivo de pieles oscuras que anida en su corazón inmaculado. Y es que cuando Macri habla no se trata, como tanto remarca él, de "reestablecer la ley", sino, lisa y llanamente, de arremeter contra la gente que, orquestada o no, extranjera o no, busca apropiarse del espacio público.
Macri, al ver la magnitud del conflicto, entiende los peligros, los costos políticos de la represión de las fuerzas de seguridad. Aún así, puesto en la balanza, le da más peso a la no defraduación de la ideología de sus votantes (que no es otra que la propia), y si no emprende una embestida contra las hordas embravecidas no es por temor a que haya más muertos; es, justamente, porque su personal policial metropolitano no está capacitado (en cantidad y "calidad" ) para generarlos.
Le pasa, entonces, la posta a Cristina. La exhorta públicamente a recuperar el parque tomado. Pero Cristina, más inteligente y hábil que Mauricio (como era de suponer), se posiciona de otra forma: acusa recibo de la gravedad del conflicto, tardíamente hay que decirlo, sin morder el anzuelo represivo del jefe de gobierno porteño. Finalmente, luego de la reunión de las partes en conflicto, se decide que la Gendarmería Nacional sea enviada para sitiar el parque. Se hace presente el Estado, tardíamente hay que repetirlo, en la forma en que lo debe hacer: delimitando, imponiendo su figura sin borrar del mapa la figura de cientos de desangelados (orquestados o no).
La responsabilidad por los incidentes no es sólo del jefe de gobierno porteño. El gobierno nacional no puede -no debe- ser "convidado de piedra" en esta cuestión, independientemente de lo mal o bien ejecutado que se encuentre el presupuesto con el que la nación dota anualmente al gobierno de la ciudad para sus políticas sociales.
Lo que pasó en estos días, como cualquier conflicto social que se instala mediáticamente, divide y dividirá las aguas. De lo que se trata, entonces, es de articular algún pensamiento, algún modelo que revierta las líneas ideológicas de antaño.
Se trata en definitiva, y duele decirlo, y agota tan sólo decirlo, de la paciencia que implica la empresa reformuladora de la realidad.
La paciencia de la reconstrucción de los daños materiales del pasado y el presente.
Y al pensar en el futuro, en nuestro futuro como país, tal vez, sólo tal vez, tratar de sostener (si tal cosa es posible) aquella frase de Borges: "si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno."

domingo, 5 de diciembre de 2010

LA DEUDA INTERNA...





Abelardo Castillo (Argentina, 1935)
El que tiene sed (fragmento)


"Parecía absurdo, sí, y seguramente lo era, pero él se había pasado la vida sintiendo (cómo escribirlo, sin embargo, cómo no adivinar tu gesto de fastidio ante la inminencia de las grandes palabras, cómo ignorar los efectos que produce en el ritmo de tu respiración, en los músculos de tus párpados y de tu boca, mi arrebatador estilo), sintiendo que tenía una deuda con todos los hombres. Especie de locura mesiánica o consecuencia de haber leído de muy chico a Dostoievski y haberse tomado en serio aquello de que todos somos responsables de todo ante todos. O la conciencia de haber llegado a los treinta y tres años sin cumplir una sola de las fastuosas promesas que había hecho, y se había hecho, en la adolescencia."

LO CLARO EN LO OSCURO...





Qué tienen en común la película Submarino del danés Thomas Vinterberg en el Teatro San Martín, el recital del grupo alemán Rammstein en el estadio de racing y la obra de teatro Viaje de un largo día hacia la noche en el Teatro Regio de Colegiales?
O, lo que es lo mismo, qué tienen en común Jakob Cedergren, Till Lindemann y Daniel Fanego?
En los tres hay composiciones, (puestas en escena de lo que único que reclamo: intensidad en el trabajo) y en los tres -en las tres experiencias- hay mediaciones, obviamente, entre mis sentidos y el hecho artístico. De Cedergren me separa el tiempo y el espacio (dinarmaca en el san martín), la violencia física, la barba y el físico intimidante, la imposibilidad de acceder a la paternidad. Me acercan los déficits para articular oratorias que, muchas veces, arruinaron mis días y mis noches en grata compañía.
Till Lindemann, cantante de Rammstein, es, literalmente, una bola de fuego diseñada para dejar reducido a cenizas todo lo que se tope con su voz. El grupo alemán viene a nuestro país a ofrecer un show musical/militar ("Ich Will", "Du Hast"). Prefiguración de una nueva guerra mundial recién comenzado el siglo XXI. La última guerra. La de la rebelión de las máquinas. Leo, colgadas en internet, algunas entrevistas que le hicieron a su frontman y pienso que, tal vez, su fuego esté en otro lado, y que, por ese lado, vendría nuestra empatía.
Y después está Fanego. Las cosas que hace sobre el escenario. La obra, tramada por el alcohol como vehículo condensador de dramas silenciados, muestra las miserias de una familia americana de clase media de principios del siglo XX.
Salgo del teatro y, mientras camino a la boca del último subte de la noche, pienso en la relación entre comicidad y sexualidad (puras exteriorizaciones), del mismo modo que pienso en la relación entre pensamiento y enamoramiento (puras interiorizaciones).
Ya en el subte, considero ridículo armar semejantes parejas, casar determinadas proposiciones, por lo que sólo me queda depurar la mente de clasificaciones huecas, ir a la avenida que nunca duerme, entrar a algún bar en paseo la Plaza y sentarme leer hasta que le medianoche me indique que, como siempre, debo regresar a casa.