lunes, 29 de abril de 2013

EL ABUELO LEVI...




DEL LIBRO "LA ANTROPOLOGÍA FRENTE A LOS PROBLEMAS DEL MUNDO MODERNO"

"Los hombres se exterminaron en cantidades que ascienden a decenas de millones, se entregaron a pavorosos genocidios. Y, una vez la paz reestablecida, ya ni siquiera les resulta cierto que la ciencia y la técnica sólo aporten beneficios, ni que los principios filosóficos, las instituciones políticas y las formas de vida social nacidos durante el siglo XVIII constituyan soluciones definitivas a los grandes problemas que plantea la condición humana".

"Por su parte, el funcionamiento de las instituciones democráticas, las necesidades de la protección social acarrean la creación de una burocracia invasiva, que tiende a parasitar y a paralizar el cuerpo social. Así, uno llega a preguntarse si las sociedades modernas basadas en este modelo pronto no correrán el riesgo de convertirse en ingobernables".

"¿No conviene, entonces, mirar en otras direcciones, ampliar el marco tradicional dentro del cual se encerraban nuestras reflexiones sobre la condición humana? ¿No debemos integrar a él experiencias sociales distintas de las nuestras y más variadas que aquellas en cuyo estrecho horizonte nos hemos recluido durante tanto tiempo?"

"La primera ambición de la antropología es alcanzar la objetividad. Tal es la objetividad que caracteriza a todas las ciencias sociales, de lo contrario, no podrían aspirar al nombre de ciencia. El tipo de objetividad al que aspira la antropología va más lejos. Así, lo antropológico, además de acallar los sentimientos, da forma a nuevas categorías mentales, contribuye a introducir nociones de espacio y tiempo, oposición y contradicción, tan lejanas a su pensamiento tradicional como aquellas que encontramos hoy en día en ciertas ramas de las ciencias físicas y naturales".

"La segunda ambición de la antropología es la totalidad. En efecto, ve en la vida social un sistema cuyos aspectos están orgánicamente ligados. Reconoce con naturalidad que para profundizar en el conocimiento de cierto tipo de fenómenos es indispensable fragmentar un todo, como hacen el jurista, el economista, el demógrafo, el especialista en ciencia política. Pero lo que el antropólogo busca es la forma común, las propiedades invariantes que se manifiestan detrás de los tipos de vida social más diversos".

"Sin duda, los hombres elaboraron culturas diferentes en razón de la lejanía geográfica, de las características particulares del medio donde se hallaban, de la ignorancia de otros tipos de sociedades. Pero paralelamente a esas diferencias debidas al aislamiento, tenemos aquellas, igual de importantes, que se deben a la proximidad: deseo de oponerse, de distinguirse, de ser uno mismo".

"Las fórmulas pertenecientes a cada sociedad no son extrapolables a cualquier otra. La antropología sólo invita a cada sociedad a no creer que sus instituciones, costumbres y creencias son las únicas posibles; la disuade de imaginarse que por el hecho de creerlas buenas, esas instituciones, costumbres y creencias están inscriptas en la naturaleza de las cosas y uno puede imponerlas con impunidad a otras sociedades cuyo sistema de valores es incompatible con el propio".

"Como primera lección, la antropología nos enseña que cada costumbre, cada creencia, por más chocante o irracional que pueda parecernos al compararlas con las nuestras, forma parte de un sistema cuyo equilibrio interno se fue asentando con el paso de los siglos, y de ese todo no se puede suprimir un elemento sin correr el riesgo de destruir el resto. Aun si no se aportara otras enseñanzas, esta sola bastaría para justificar el lugar cada vez más importante que la antropología ocupa entre las ciencias del hombre y de la sociedad".

"Nuestras sociedades funcionan sobre la base de una diferencia de potencial: la jerarquía social, que a lo largo de la historia ha adoptado el nombre de la esclavitud, servidumbre, división de clases, etc. Tales sociedades crean y sostienen en su seno desequilibrios que utilizan para producir más orden -la civilización industrial-, pero, a su vez, mucha más entropía en lo que atañe a las relaciones entre las personas".

"Casi se podría decir que nuestras sociedades pierden de forma progresiva su armazón y tienden de forma progresiva su armazón y tienden a pulverizarse, a reducir a los individuos que las componen a la condición de átomos intercambiables y anónimos".

"Sin lugar a duda, soñamos con la idea de que la igualdad y la fraternidad un día reinen entre los hombres, sin que la diversidad se vea comprometida. Pero no hay que hacerse ilusiones".







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