lunes, 25 de diciembre de 2017

LOS DÌAS Y LAS NOCHES...

Resultado de imagen para CONGRESO PLAZA

Me interesan los contrastes, lo que puede pasar en ciertos lugares en los momentos en los que "nunca pasa nada" , o lo que pasa en un lugar donde " alguna vez pasò algo"
El cuento "La escuela de noche" de Cortàzar es un buen ejemplo. 
Anoche estuve otra vez en la zona de congreso. Esta vez sin manifestantes, ni vallas, ni policías.
Uno se olvida de los incidentes, cierra los ojos y ve la plaza llena, y se pregunta cómo es que esa imagen se disuelve por efecto de la realidad: porque, anoche, la plaza estaba vacía. La plaza, otra vez, vuelta un lugar de tránsito.
Y pienso que el contraste es necesario; todos, de alguna manera, nos vemos obligados a conectar con alguna forma del placer y es difícil encontrar placer en la resistencia.
Lo que recomienda Daniel Link respecto del ámbito universitario: "aprender a entrar y salir" .
Aprender a irse; saber cómo y cuando volver. Volver.
Algo que se aprende al viajar, también. 
Fuimos con M al cine. Después al bar Celta, nuestro refugio nocturno en la ciudad de la furia. Con el correr del vino, compartimos nuestra experiencia del pasado lunes; ella estuvo con su agrupación.. Cuando empezó el desalojo estaban bien ubicados en una de las laterales, por lo que pudieron desconcentrar con bastante facilidad. No fue nuestro caso, que estábamos en el medio. 
Recuerdo haber tenido un mal presentimiento. Ver los proyectiles que volaban, lamentarme y pensar que la situación no se iba a sostener mucho màs. 
El problema con darse cuenta de algo es que te pone en un conflicto: tènes que hacer algo al respecto. Cuando te diste cuenta, de lo que sea que te diste cuenta, lo que no podès hacer en negarlo; negar lo que se te presenta como evidente: fue lo que hice. 
Entonces llega la orden ( se tenìa que sesionar, porque el paquete de las tres reformas "no es negociable" según lo dejò claro en su momento el presidente dialoguista, y sòlo se podìa sesionar en una plaza sin manifestantes). 
Y la policía acata, claro. Y nosotros, en medio de la gente, empezamos a retroceder ante los gases lacrimògenos.
Y de golpe nos encontramos hacinados, contra la pared, con los titanes del orden viril avanzando sobre un oceàno humano que intentaba escapar por un embudo de cocina. En la desesperación algunos cayeron al piso. Yo estuve cerca pero pude mantenerme en pie. En ese momento perdí a mis amigos.
Cuando logrè liberar mi cuerpo, sòlo tuve presente mantenerme caminando dentro de un grupo, no quedarme completamente sòlo hasta que sentir que estaba en zona segura..
Con mis amigos nos volvimos a encontrar al rato, para irnos de ese mundo y volver a casa.
Ir a la oficina al día siguiente, con los ojos todavía ardiendo por los gases, y escuchar charlas larguísimas sobre perfumes me hace pensar que hay cosas mas dolorosas que un piedrazo. Y, al mismo tiempo, entender que el piedrazo resulta muy poco para destruir todo lo que hay que destruir.
Prefiero volver a la recomendación de Link; puede que haya algo de sabiduría en ello. 
Y volver.

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