jueves, 10 de septiembre de 2020

LA POLÍTICA Y EL ESTADO

 Alain Badiou y Elisabeth Roudinesco: defender al psicoanálisis |  Reflexiones Marginales


"Creo que vivimos una crisis de la política clásica. Y esta crisis involucra, por un lado, la forma moderna de la política clásica bajo su forma representativa, parlamentaria, multipartidista, etc, pero también el conjunto de las formas de la representación de la política revolucionaria que, en su fase clásica, compartió de un modo u otro con sus adversarios un principio fundamental de representación. Un principio fundamental conforme al cual las fuerzas sociales se concentraban políticamente en figuras organizadas, cuyo objetivo último era adueñarse del aparato de Estado. Curiosamente, en determinado momento del siglo XX esta concepción fue compartida de manera casi unánime.

Si la guerra Fría fue fría, es en última instancia porque se compartía algo de la concepción del Estado. Lo cual autorizaba una guerra negociadora: una guerra en la cual la debilidad de uno podía en todo momento negociar con la debilidad del otro.

Este dispositivo entro poco a poco en crisis. Y creo por otra parte que ciertos aspectos de los levantamientos contemporáneos -mayo del 68, la Revolución Cultural y hasta los levantamientos en los países árabes- son episodios singulares y particulares de esa crisis. Se trata de una crisis de la relación entre la política y el Estado, porque, en el fondo, en la concepción clásica, el poder del Estado es el objetivo del conflicto, eventualmente antagónico, de las fuerzas políticas representadas en las figuras organizadas que les son propias y cuyo nombre genérico es "partido".

Por eso, desde el punto de vista del campo "popular" , proletario -llamémoslo como uno quiera- el concepto clave es revolución. Puesto que la revolución designa el momento en que se abre la posibilidad de que ese objetivo, el Estado, sea accesible , es decir que exista la posibilidad de su captura, su confiscación, su destrucción y su reorganización.

Me parece que, por las razones que ya hemos mencionado, la Revolución Cultural  marca el final de esta disposición porque, llegado a cierto umbral de las cuestiones políticas en juego, el proceso del que se trata ya no es válido. Si es verdad que la hipótesis comunista, bajo todas sus formas, se articula como un proceso de extinción del Estado, no se ve que pueda realizarse por el medio exclusivo de la captura del poder estatal. Paradójicamente, podríamos sostener que una de las fuentes del terror es la posición  paradójica de ocupación de un poder de Estado por una fuerza cuya doctrina  se basa en la idea de la disolución de ese poder o su renuncia .

Esto se vive constantemente bajo la forma del peligro, la amenaza, la infiltración del adversario, el espía, etc.

Es preciso, pues, terminar con todo esto, lo cual significa que para el período que se inicia -y no sé cuál será su desenlace - la política debe mantenerse a una distancia respetuosa del Estado. No debe aceptar que su objetivo inmediato sea la captura del poder y debe abstenerse de todos los procedimientos que, como tales, le proponen esa hipótesis  o alternativa. Digamos que el final de la política clásica es el establecimiento de una nueva corrección, una nueva distancia, un cálculo de separación singular entre lo que llamaremos el proceso político propiamente dicho -que es siempre un proceso intrapopular ligado a movimientos, consignas, organizaciones - y el Estado. que a mi entender  se trata mucho más de restringir que de capturar. Y desde ese punto de vista ya no participamos de una lógica de tres términos, a saber, la acción popular, las organizaciones y el poder estatal.

Vamos a orientarnos progresivamente hacia una lógica de dos términos: la figura estatal de un lado -su sistema de poder y de maniobra- y el proceso político como distancia, como exterioridad organizada. De resultas, la fase que se abre  debe considerarse como un intervalo, porque es absolutamente experimental: aun los elementos doctrinales que caracterizan la nueva situación son todavía bastante débiles. Tal es el balance que puede hacerse, no simplemente de los episodios recientes de la vida política, sino de la secuencia histórica de la que estábamos hablando antes, a saber, grosso modo, la iniciada por la Revolución Francesa."


"CONTROVERSIA" (A. BADIOU/J.C. MILNER: DIÁLOGO SOBRE LA POLÍTICA Y LA FILOSOFÍA DE NUESTRO TIEMPO")

    

No hay comentarios:

Publicar un comentario