martes, 10 de mayo de 2022

CASI SIN DECIRNOS NADA...

 



"A Sergio Massa el barbijo le vino diez puntos. La letra chica de la rosca es sólo para muy interesados. Su oficialismo, entonces, queda enmascarado para la multitud. Bajo el paño se reservan sus emociones y no hay aprobación ni disgusto en sus escasas presentaciones junto a los Fernández. Apenas un movimiento de escucha atenta, apretando los ojitos, como un médium, y que de ningún modo es un asentimiento. Más allá de lo sanitario, el barbijo brinda esta oportunidad única de estar sin estar y Sergio la aprovechó tácticamente en el primer año de la coalición más loca del mundo.

En quinchos se habla de los aumentos de precios  que rompen los salarios y ridiculizan las paritarias. Vuelve el fantasma del descenso. ¿Cómo sigue la película? Mi tesis: el encontronazo del presidente designado con la desgracia se lo llevará puesto a él. Cristina y Sergio sortearán el desastre sanitario y económico reordenando la coalición, con el presidente que sea, Alberto mismo, inclusive, que puede ser puesto al vapor unos días y seguir en el cargo pero ya como Maradona en Gimnasia.

Si para inocentarse, Sergio calla, a Cristina no le queda más remedio que esquivar la torpeza del presidente, hablando. Los puntazos de CFK al entorno de Alberto, sus declaraciones de reputada científica social, de baqueana del universo, la distancian del así llamado primer magistrado que debe conformarse con apenas mentir sobre lo que tiene arriba del escritorio.

Decíamos que el kirchnerismo blando y casi uruguayo de Alberto Fernández está terminado. Cristina podrá despeinarse en este proceso de inmolación de Alberto, pero Sergio sale entero y elegible, listo para el duelo final con los Kirchner, acerca de qué tipo de frankenstein será la Argentina. La mala de hierro contra Massa, el peronista superficial.

Sergio parece tenerla más fácil. Además de su juventud relativa lleva banderas livianas y un método de reproducción electoral menos exigente. Su franquicia tiene tres fuentes y tres partes integrantes. Los dueños de la Argentina, el argentino en sunga que vacaciona en Camboriú y el panelismo organizado.

Los dueños de la Argentina incuban dirigentes políticos de distintas razas al efecto de tenerlos cabildeando por sus intereses en la discusión del presupuesto o en el Consejo de la Magistratura, donde sea más práctico. Sergio ha sido hasta aquí un fiel amigo de los Bulgheroni, Brito, Belocopitt, Vila, Manzano, y con la cortesía de aceptar la asimetría con ellos, que le financiaron todas sus expediciones al poder. Distinto de los Kirchner, que se propusieron y lograron ser uno más en el Forbes criollo (y por eso es bien tolerado el enriquecimiento de los Kirchner entre su fanaticada, por el complemento de indisciplina) y distinto a Macri, que era uno como ellos, y por lo tanto menos influenciable.

El argentino en sunga tiene aspiraciones, sí señó, pero no tantas. Hay que auscultarle el corazón, se escuchan sirenas policiales. Sergio representa cómodamente sus intereses y sus prejuicios porque él mismo carece de juicios categóricos y de una visión cerrada de la historia. Sergio vive el presente de su whatsapp, su universo lingüístico solo tiene deudas con lo lugares comunes de la época. Cualquier otra cosa es irrelevante.

Si Sergio no se aburre antes, si no se pudre de ser  intermediario como le pasó a Manzano, este infierno será todo suyo. Y, perdido por perdido, el electorado de clase media con muchas aspiraciones puede sumarle los votos que le falten y darle a Massa el mismo mandato que le dio a Macri, que es hacer un país que al menos se pueda soportar."

  

"MASSITA, EL PERONISTA SUPERFICIAL" (E. SCHMIDT)

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