miércoles, 11 de mayo de 2011

LA VOZ HUMANA...




Sábado por la tarde. Acompaño a mi novia al cumpleaños de su amiga. La chica en cuestión (a la que sólo había visto una vez con anterioridad)nos recibe junto con su pareja y su beba de 4 meses. Otras personas (a las que sospecho familiares por su edad) están presentes en el comedor de la casa. Tomamos asiento y nos ofrecen un café que acepto gustoso. A los pocos minutos se va despoblando el ambiente. Se van unas mujeres grandes para festejos (las seguramente "familiares") y alguna que otra amiga, quedando sentados a la mesa la cumpleañera, su novio, mi novia y yo. Las chicas intercambian comentarios sobre su presente seguidos de alguna que otra anécdota de tiempos pretéritos (fueron compañeras de colegio). Me limito a menear la cabeza y acompañar su charla con alguna que otra sonrisa. Sin embargo, los minutos pasan y mi mutismo parece hacerse evidente. Primero ella, luego él, me preguntan: "¿estás incómodo?". Sonrío y digo que no. Ella me mira y acota: "sos muy serio". No recuerdo que contesté en ese momento, pero a los pocos segundos, mientras las chicas seguían en lo suyo y el novio, sin proponerme ningún tipo de diálogo, hacía lo propio con su cerveza, vino a mi mente una frase de "teen spirit" de Nirvana: "¡aquí estamos, entreténgannos!"
"Aca estoy, entreteneme"! Hablame, conoceme, te quiero conocer. ¿Quién sos? ¿Cómo sos?
Finalmente la chica me mira y me dice: "¿bueno, a ver que te puedo preguntar?". Le digo que no tengo un cuestionario en el pantalón, pero que en lo preferible evite las preguntas Majul del estilo "¿sos feliz?"
Se ríe, aunque no muy convencida, y me pregunta mi edad, dónde vivo y a qué me dedico. Eso fue todo lo que pudo preguntarme. El novio no llegó siquiera a eso, por lo que, al estar a solas, tuve que ponerlo a hablar a él para que el aire seco del lugar no se volviera insoportable para mi respiración. Entonces, para no caer definitivamente en el terreno de la "incomodidad", le comento que sé que trabaja como bombero voluntario, y le pregunto cuándo empezó con la actividad, qué fue lo que lo llevó a eso, qué piensan del desinterés del estado por el trabajo que realizan, qué piensan las mujeres del trabajo de sus maridos, qué tanto coraje hay que tener para enfrentar al fuego...
Llega la hora de irnos y el novio de la chica se encuentra de lo más animado respondiendo a mis inquietudes. Me interesan muchas de las cosas que me cuenta, básicamente porque nunca hablé con un bombero.
Cuando nos despedimos pienso en la comunicación, en los déficit que hay, hoy en día, para hablar con una persona desconocida con la que, por cuestiones sociales, nos toca compartir, momentáneamente, un mismo ámbito.
Resulta interesante pensar que muchas personas pueden sentarse a chatear por horas con desconocidos, pero son incapaces de proponer (y sostener) una conversación cuando ese desconocido se sienta a la mesa de su propia casa

No hay comentarios:

Publicar un comentario