domingo, 20 de noviembre de 2011

ESTADO DE AMOR Y CONFIANZA...





















Después de haber visto a Pearl Jam el domingo, toda esta semana experimenté algo parecido a la llamada depresión "post-parto" que -se dice- suelen sufrir las mujeres una vez consumada la maternidad.
Mi "gestación" del show fue, practicamente, del tiempo de un embarazo, con la salvedad de que, a diferencia de un embarazo, mi proceso fue puramente emocional -no físico- y, en consecuencia, sin forma definida alguna.
Todo el estado emotivo que puede comprender ese cuerpo se encuentra concentrado en ese acto precioso, sublime. Después viene el vacío emocional; la entropía.
Mi hijo será, entonces, mi recuerdo: una ausencia presente, aquella experiencia sensible. Me pregunto si no es necesario ese tipo de experiencias mas a menudo. Si las experiencias no-ordinarias me reclaman (¿nos reclaman?)una mayor participación en el entramado de mis días. Probablemente así sea. Probablemente la discontinuidad -en este orden de cosas- sea un atentado contra pequeños estados de felicidad plena que,por su propio carácter (de felices y plenos pero también de discontiuos), nos aterran cuando aterrizan sobre nuestro mundo.
Durante Black (¿se puede hacer una canción mas conmovedora?), Eddie Vedder (carisma y voz eterna de la banda) nos interpela a los gritos: "we belong...we belong together".
ASÍ ES: NOS PERTENECEMOS...NOS PERTENECEMOS MUTUAMENTE.
Estado de amor y confianza (State of love and trust). Otro clásico del grupo que explotó en el estadio como un estallido de vida.
Como una vida y sus posibilidades. Estado de amor y confianza. Lo que debemos esperar en una relación filial.
Lo que siento -sentimos- en la gestación de nuestro sueño con sabor a grunge.
Después, es todo un recuerdo. Después, todo pasará...

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