sábado, 4 de agosto de 2012

EL GRAN DEBATE...(PRIMERA ENTREGA)




Frente a los temas que se presentan como inevitables entre las preocupaciones sociales que parecen imperar en la agenda cotidiana de nuestras vidas -inflación, inseguridad, corrupción-, sólo atemperados por la magnitud de los juegos olímpicos en trámite, me interesa poner sobre la mesa algunos discursos que hagan foco en el presente y sus posibilidades.

"La izquierda frente a la Argentina Kirchnerista" es un libro de Christian Castillo, candidato a vice por el Frente de Izquierda,  editado el año pasado antes de las elecciones de Octubre.

Lo que sigue es una selección de lo que -a mi criterio- fueron los momentos más interesantes de los discursos que brindaron Horacio González, Pablo Alabarces, María Pía López, Eduardo Gruner y el autor del libro, en el marco del debate organizado por el Instituto de Pensamiento Socialista, que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA en día 16 de Junio de 2011.

(Ah, las "negritas" también son mías...)

Horacio González: Me parece que el título que se nos propone inspira la posibilidad de revisar todas las relaciones que han tenido en el siglo xx las izquierdas con los movimientos nacionales en Europa, y también en América Latina. En un sentido muy genérico, esto es un terreno que cuenta con una vastísima bibliografía que no podemos dejar de lado en el momento de presentarnos en este debate que se circunscribe a un nombre muy preciso de la coyuntura política argentina -kirchnerismo- que lo prefiero poner en la vastísima serie de problemas vinculados a los movimientos nacionales.

De modo que la cuestión nacional aparece como un nudo de problemas, donde se disculpan falencias desde el punto de vista de la democratización -o de medidas más avanzadas- en nombre de cumplir con ciertos efectos favorables en un cuadro internacional antiimperialista.

Del mismo modo quiero mencionar, en el terreno de la atracción, ciertos imanes que tiene aquello que aparece desde el punto de vista de la lucha de clases, de la nitidez de las fuerzas sociales, de las hipótesis rigurosas sobre la historia en la que aparece lo complejo, que son los llamados movimientos nacionales que problematizan la idea de la nación de muy distintas formas, porque está la veta de los imanes que los movimientos nacionales ejercen sobre las izquierdas, y también los componentes nacionalistas, comunitaristas que tienen estos movimientos como es también el caso de la configuración del peronismo.

Si entendemos kirchnerismo como avatar de este conjunto de problemas de una cuestión que pone la nación como problema, el tema de las comunidades políticas como problema. A partir de esta inclusión, me parece que el momento que estamos viviendo es un momento delicado, profundo y de una enorme atracción hoy en la Argentina, y que la encaramos con toda la esperanza con la que cada uno la quiera encarar.

Una expresión habitual del análisis político de estos tiempos consideró que cierta fortuna económica del gobierno se da por un "viento de cola" de la economía mundial; y eso efectivamente es una discusión que está en curso. Es decir, se supone que ahí también se confisca un poco la conciencia y la voluntad política, puesto que no seríamos, en este caso, las personas en el gobierno, en espacios de decisión política, o los militantes en general, los que toman las decisiones sino que las toma o las toman por ellos ciertas condiciones objetivas de la historia, frente a las cuales sólo algunos escogidos podrían tener una voluntad caracterizada por la capacidad de darle batalla a esas zonas objetivas de la historia que hablan por los demás.

Hay, por otro lado, un enfoque bajo el cual se considera al gobierno de los kirchner como un gobierno de cooptación. Por lo tanto impostor. Por lo tanto en condiciones de no representar otra cosa -con suerte- que una burguesía que no declara claramente sus fines porque de hecho ya por más que haya habido enfrentamientos en el pasado, esos enfrentamientos han sucumbido, estamos en otra etapa y por lo tanto es necesario ver que este gobierno ya es un gobierno de las burguesías, del mercado, del Estado...que contiene en sí mismo al mercado. Es decir, del capitalismo.

Efectivamente hay un problema en relación a cuál es la voluntad que está en juego y si hay una voluntad popular que no es confiscable, que no es usurpable, que no es cooptable y que se expresa en los tonos y modalidades paradojales que vemos hoy. Digo paradojales porque ciertamente lo que llamamos este tipo de movimiento social de características amplias, aluvionales, implican cierta tolerancia a la paradoja. ¿Esta tolerancia en qué consistiría? Que, posibilidades efectivas de transformación  y de cambio en puntos muy consistentes en la estructura del capitalismo se hacen a través de lenguajes que no están depurados, de lenguajes que no pasan por la severa alquimia revolucionaria siempre tan bien considerada por todos nosotros.

Yo, personalmente, no quiero abandonar esas figuras retóricas; no quiero abandonar tampoco una escucha de izquierda y no quiero abandonar la posibilidad de un compromiso que al mismo tiempo se sitúe ajeno a formulas de militancia que por enhebrar de determinada manera -a veces cercana a cierto determinismo- un conjunto de hechos, y por suponer que habría una crisis iluminadora que lleven a una porción de sacrificios. Pero me parece que no deberíamos proponer horizontes sacrificiales extremos para un conjunto grande de la población.


Pablo Alabarces: Empecé a militar en la facultad de filosofía y letras en el año 81, y comencé a militar en el trotskismo, en las agrupaciones que en ese entonces eran la referencia en el campo; entonces eran PST (Partido Socialista de los Trabajadores) y Política Obrera, y luego estas andanzas intelectuales y la disputa y el debate me fueron  llevando hacia el peronismo, lugar al que llegué por izquierda y en consecuencia tenía que salir por el mismo lado. Y el menemismo es aquello que me expulsa del peronismo en el momento en que comprobé que si uno se subía al ruedo por izquierda no podía permanecer: el peronismo había cancelado su expectativa democratizadora, y por supuesto cualquier tipo de hálito progresista, renovador; siquiera reformista.

A partir de ese momento es cuando empecé a pensar el peronismo de izquierda como un oxímoron, es decir, una contradicción imposible.
Lo que seduce del peronismo es el exceso, el exceso real o el exceso imaginario. El problema  es que a ese exceso, a esa maldición cookeana, hay que adosarle también algo que te expulsa del peronismo; algo que te expulsa del peronismo es el disciplinamiento: hay un límite al exceso. El peronismo tiene ese deseo y tiene ese límite al deseo; entonces el deseo te seduce y el límite al deseo sencillamente te expulsa.
El límite que el propio peronismo le pone al exceso y al deseo es un límite que creo yo...la historia, esto es 60 años, ya han demostrado palmariamente.

Este peronismo puede hablar del exceso y la emancipación pero no tiene ningún tipo de interés de salirse de los marcos bien fijados del parlamentarismo liberal. Creo que hay que hacer un enorme esfuerzo del deseo de la inteligencia para poder encontrar en este peronismo (en esta etapa superior del peronismo que es el kirchnerismo) algún tipo de antiliberalismo. Esto debe alertar a los intelectuales para hablar de aquello que el pueblo desea e impulsa para finalmente terminar encuadrado en los marcos de un posibilismo que en última instancia no es otra cosa que el peronismo.


María Pía LópezMe interesa recorrer la figura de José Carlos Mariátegui, que me interesa mencionarlo en un aspecto, pese a las dificultades de clasificar a qué campo de las experiencias políticas pertenecían la obra y la biografía de Mariátegui. Muchos sabrán que en los últimos tramos de su vida se encuentra inserto en distintas polémicas a propósito de cómo interpretar su obra. Recibe dos acusaciones cruzadas: una acusación que lo califica de populista, y una acusación que lo califica de ser marxista europeísta.
Quizá de las muchas interpretaciones de esa polémica hay una muy sugerente que realiza en los años 70 José Aricó, que dice que Mariátegui nunca es más marxista que cuando se aleja de la letra de Marx. Es más marxista cuando es capaz de usar a Marx no como un conjunto de leyes de la historia sino como un espíritu de pregunta por la situación concreta...es decir cuando Mariátegui va hacia la realidad concreta y no cuando aplica un conjunto de categorías a esa realidad; categorías  que resultarían inflexibles. Es ahí cuando podemos decir que actúa con el espíritu y no con la letra de Marx. Mientras Aricó estaba diciendo esto pocos años antes, Cooke había dicho "en la Argentina los comunistas somos nosotros (los peronistas)".

En lo personal, cuando no estoy pesimista pienso que estamos en el momento en que ciertas formas reparatorias, ciertos aspectos democratizantes que son los que me llevan a apoyar al kirchnerismo, puedan ser un paso hacia otra cosa. Cuando estoy pesimista -como estoy muchos días- pienso que lo que viene después de esto es un cierre feroz en el que esas formas reparatorias, esas conquistas democratizantes y esos pasitos emancipatorios, se convertirán en un saldo a liquidar en cualquier momento, y lo que vendrá va a ser una revancha en muchos sentidos.

Me parece que si algo me interesa del kirchnerismo es esa capacidad, contra la idea de que en el kirchnerismo no hay vocación de diálogo, es que ha sido un movimiento con capacidad de escuchar lo que ocurría afuera, esa capacidad de retomar lo que ocurría afuera y por eso ha configurado -me parece- una experiencia política inédita.

Si algo me daría miedo de la situación presente es que pierda el kirchnerismo esa capacidad de escucha, que pierda esa sensibilidad, que pierda esa porosidad que ha tenido al exterior, porque me parece que si hay algo que podemos pensar como claves, centros, núcleos de una vida política y social activa es la tensión entre una lógica conversacional, una lógica de escucha, reciprocidad e intercambio, y una lógica de antagonismo. Me parece que una sin la otra no son focos posibles para un vida política activa. Antagonismos y conversación me parece que son claves necesarias para pensar la política de parte de todos los actores.

  






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