Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
domingo, 26 de agosto de 2012
SOBRE EL ABISMO...
"MUY DESPACITO" (Andrés Ciro Martínez)
Jardines de calma feroz, un sol de infinita paciencia...
los locos cantan la canción y aplauden...
Se acercan de a uno, de a dos, se va formando la ronda...
una enfermera tetona imita a una estrella de rock...
se ríen y del paredón el eco aplaude contento...
el viejo dice que está bien, vamos adentro...
Andrés vení por favor, acompañame un poquito,
dice uno, sólo dame la mano...
Muy despacito, sobre el abismo, volaré...
Muy despacito, sobre el abismo, volaré...
abajo el sol, abajo el sol, yo ver...
abajo el sol, abajo el sol, llover...
FRAGMENTOS DE "CARTA AL PADRE" (F. KAFKA)
"Una noche no paraba yo de lloriquear pidiendo agua, seguro que no por sed, sino probablemente para fastidiar, en parte, y en parte para entretenerme. Después que no sirvieron de nada varias recias amenazas, me sacaste de la cama, me llevaste al balcón y me dejaste allí un rato solo, en camisa y con la puerta cerrada. No quiero decir que estuviese mal hecho, tal vez no hubo entonces realmente otra manera de lograr el descanso nocturno, pero con ello quiero caracterizar tus métodos de educación y su efecto en mí. En aquella ocasión, seguro que fui obediente después, pero quedé dañado por dentro. Lo para mí natural de aquel absurdo de pedir-agua y lo inusitado y horrible del ser-llevado-afuera, yo, dado mi carácter, nunca pude combinarlo bien. Todavía años después sufría pensando angustiado que aquel gigantesco, mi padre, la última instancia, pudiese venir casi sin motivo y llevarme de la cama al balcón, y que yo, por lo tanto, no era absolutamente nada para él."
"Para mí siempre fue incomprensible tu absoluta falta de sensibilidad para ver qué dolor y qué vergüenza podías causarme con tus palabras y tus juicios de valor, era como si no tuvieses conciencia alguna de tu poder. Por supuesto que yo también te he ofendido a ti con mis palabras, pero yo lo sabía siempre; me dolía, pero no podía dominarme, no podía morderme la lengua, me estaba ya arrepintiendo mientras decía la palabra. Pero tú te lanzabas sin más al ataque con tus palabras, nadie te daba lástima, ni al decirlas ni después de haberlas dicho; uno estaba completamente indefenso frente a ti."
"El mundo quedó dividió para mí en tres partes: una en la que yo, el esclavo, vivía bajo unas leyes que sólo habían sido inventadas para mí y que además, sin saber por qué, nunca podía cumplir del todo; después, otro mundo que estaba a infinita distancia del mío, un mundo en el que vivías tú, ocupado en gobernar, en impartir órdenes y en irritarte por su incumplimiento, y finalmente un tercer mundo en el que vivía feliz el resto de la gente, sin ordenar ni obedecer."
"El primer resultado exterior de toda esa educación fue que yo evitara cualquier cosa que me recordase tu persona, aunque fuese remotamente. En primer lugar, la tienda. De hecho, sobre todo mientras fui pequeño y era una tienda como otras, me había gustado mucho: por las noches se encendían las luces, allí se veían y se oían muchas cosas, pero sobre todo podía admirarte a ti, con tu extraordinario talento para el comercio, cómo vendías, como tratabas a la gente y le hacías bromas, eras incansable, en caso de duda sabías enseguida qué decisión tomar. Pero cuando poco a poco me intimidaste en todos los sentidos, y la tienda y tú vinieron a ser para mí una misma cosa, aquella tienda ya no resultó acogedora. Cosas que al principio me parecían normales, ahora me hacían sufrir, me abochornaban, sobre todo tu forma de tratar al personal."
"Verdadera libertad para elegir un oficio no la había para mí, yo sabía que, en comparación con lo esencial, todo me iba a ser tan indiferente como las asignaturas que estudié en el instituto, así que se trataba de encontrar un oficio que , sin herir demasiado mi vanidad, me permitiese sobre todo seguir teniendo esa indiferencia. Así, pues, fue obvio que estudiara derecho."
"¿Tenía la suficiente confianza en mí mismo para llegar a tener un verdadera profesión? La opinión que tenía de mí dependía de ti mucho más que de ninguna otra cosa, de un éxito exterior por ejemplo. Eso era un estímulo que duraba un instante , y fuera de eso, nada; pero en el otro lado, tu peso empujaba cada vez con más fuerza hacia abajo. En esas condiciones, ¿quién era capaz de hacerme sentir un mínimo de interés por algo?"
"Los intentos por contraer matrimonio fueron el más grandioso y esperanzador intento de salvación: grandioso en la misma medida fue, después, por otra parte, el fracaso.
En estos intentos concurrían -por un lado- todas las fuerzas positivas de las que yo disponía, y -por otro lado- concurrían también en ellos, con un especial frenesí, todas las fuerzas negativas que he descrito como uno de los resultados de tu educación: la debilidad, la falta de confianza en mí mismo, el sentimiento de culpa...levantando literalmente una barrera entre el matrimonio y yo."
"Pero siendo como somos, el matrimonio me está vedado precisamente por ser tu terreno más personal. A veces me imagino un mapamundi completamente desplegado y a ti extendido transversalmente sobre él. Y entonces me parece como si yo solo pudiese vivir en las zonas que tú no cubres o que no están a tu alcance. Y, conforme a la idea que tengo de tu tamaño, esas zonas no son ni muchas ni muy acogedoras y, concretamente, el matrimonio no se encuentra entre ellas."
"Si mi deseo de casarme no se ha hecho realidad, eso fue debido a otras razones. La causa está en tu relación con los hijos, de lo que se trata toda esta carta. Pero mucho más importante al respecto es el miedo en cuanto a mí mismo. Eso hay que entenderlo del siguiente modo: ya he insinuado que con mi quehacer literario y con todo lo relacionado con esa actividad he hecho pequeñas tentativas de independencia, tentativas de evasión de mínimo éxito. que apenas llevarán más lejos, hay muchas cosas que me confirman. Y sin embargo es mi deber, o mejor dicho, la esencia misma de mi vida, velar por ellas, no dejar que se acerque a ellas ningún peligro que yo pueda ahuyentar, y ni siquiera la posibilidad de tal peligro. El matrimonio es la posibilidad de tal peligro, aunque también la posibilidad de su mayor salvaguarda, pero a mí me basta con que sea la posibilidad de un peligro. Sin duda, frente a ese dilema puedo vacilar, pero la decisión final está clara: tengo que renunciar."
"Como es natural, las cosas no pueden encajar unas con otras en la realidad como encajan las pruebas en mi carta, la vida es algo más que un rompecabezas; pero con la corrección que resulta de esa objeción, una objeción que no puedo ni quiero exponer con detalle, se ha llegado, a mi juicio, a algo tan cercano a la verdad que nos puede dar a ambos un poco de sosiego y hacernos más fáciles la vida y la muerte."
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