Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
INDOLENCIA, INDULGENCIA, IGNORANCIA...
"Más allá de los cabos y promontorios del ansia, más allá de los premeditados menhires del deseo, más torpes y tímidos con aquellos que más exigen algo sutil y hermoso y lleno de descanso, nos movemos y zozobramos en mareas de ilusión, a tientas buscando más allá de las inmóviles puertas de la inmortalidad. Felices los fundadores de la ciudad enterrada, transparentes sus actos, sus ansias y leyes, unidos como nosotros hemos sido divididos. Enzarzados en guerras que cada vez tienen menos sentido, demasiado sencillos, demasiado complejos, demasiado profundos, demasiado curiosos, unimos nuestros huesos a los suyos en los sepulcros del mar ensuciando los fluctuantes suelos del amargo océano. Insubstanciales, sin objeto, sin gracia para marcar la historia con algo más que la huella de un error típico, como un labio leporino o un ojo azul, una y otra vez transmitidos. Por los resbalosos senderos del error perenne, nos movemos entre indolencia, indulgencia e ignorancia, la llegada sin motivo, y la partida sin motivo, atrapados por los grilletes del error que revive, causa condenada de hecho y aún desdeñada, débil compendio torpe como los besos que se confabulan para cruzarse con la muerte hasta que el tiempo nos siga, el tiempo que nos encuentra y aquí nos retiene a tiempo, en esta eterna pausa, a tientas buscando más allá de las inmóviles puertas de la inmortalidad. "
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