Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
sábado, 23 de noviembre de 2013
YO, EL SUPREMO...
Si Cristiano Ronaldo me caía mal, después del partido de la semana pasada por el repechaje, en el que Portugal le ganó a Suecia por 3 a 2 con tres goles de CR7, dejando afuera del mundial al equipo del gran Ibraimovich, ahora lo odio con todo mi corazón.
Hubo muchos jugadores que generaron mi antipatía en mis años de espectador de fútbol; nunca ninguno me generó el odio que me genera este tipo (campo que solemos dejar reservado para los jefes y los políticos en nuestros corazones).
Nunca vi un jugador festejar los goles como los festeja este tipo. Si no fuera por que se trata de jugadores profesionales (que cobran, y mucho, por lo que hacen), creo que sus propios compañeros le pegarían cuando festeja. Al separarse del grupo y señalarse a sí mismo, lo que le dice a todo el mundo (también a sus compañeros) es: "yo gano los partidos, giles". En parte es verdad, y ganar -a nivel profesional- implica condiciones de vida más que prósperas para todos. Será por eso que sus compañeros lo bancan, pero -eso sí- cuando hay ir al cuarto oscuro y votar por el jugador del año, ellos votan por un tal Messi.
"Entiendo que la gente me envidie: soy rico, soy guapo y soy un gran jugador" dijo el portugués en una conferencia de prensa.
En conferencia de prensa fue que le preguntaron a Messi cómo hacía para controlar su ego: "no tengo nada para controlar" fue la respuesta del argentino. Y no pareció demagógico.
Y ese contraste en los discursos se ve dentro de la cancha: si comparamos los festejos, no nos olvidemos que la pulga siempre señala al compañero que le dio el pase. Y si no hubo pase porque se trató de una genialidad individual suya, entonces señala al cielo (y hace bien por que de allí fue enviado) Es decir que mientras que para Messi en la producción de un gol suyo -sea fabuloso o no- siempre interviene "más de uno", para Cristiano Ronaldo, en uno propio -sea fabuloso o no- siempre interviene sólo uno: él mismo.
Pero Dios es justo y castiga la tremenda soberbia de un crack como Cristiano Ronaldo (que le pega igual con las dos piernas, que cabecea excelente y que tiene una técnica única a la hora de ejecutar los tiros libres) enviándole del cielo a un ángel enfundado en una camiseta cielo-nube, para decirle que podrá ser el mejor sobre la tierra, pero no el mejor del universo.
En otra vida será, CR7.
En lo personal, espero concretamente el castigo de su pecado capital con una divina eliminación de Portugal del mundial (en la fase que sea) a cargo de nuestro ángel exterminador. Nuestro Mesías.
Me gustaría ver a CR7 en una definición por penales contra Argentina. Que él tenga la responsabilidad de patear el penal decisivo. Y que lo tire por arriba del travesaño!
Me pregunto si ahí también se golpeará el pecho para decir "acá estoy yo"
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