lunes, 14 de octubre de 2013

EL TERROR DE AYER...HOY



Me responde Martín Kohan que sí, que podemos encontrarnos apenas se afinque en Bs. As.
Grata noticia la que recibo cuando abro mi correo. Me entero, a su vez, del terror que sintió por Fogwill. Al conocimiento de su terror puedo  sumar el conocimiento  del terror de Daniel Link, y -sin ir más lejos- actualizar una vez más el terror propio, para desembocar en una definición que parece irreversible: no se conocen testimonios que no evidenciaran ese tipo de sensación ante el difunto Quique.
En mi caso, aún muerto, me encuentro con la frase que abre su libro de los sueños ("Claro que vivo"), y me tiembla un poco la visión.
Claro que vive. Dado vuelta, como lo vemos en la foto, pero vive.
Y si estuviera vivo "vivo", me pregunto si hoy -cuatro años después de los mails que nos intercambiamos por su visita a la Universidad de Lomas- me podría llegar a animar a proponerle un encuentro (como sí me animé a proponérselo a Martín Kohan). Y la respuesta es cobarde como cercano ex-presidente; un rotundo "no positivo".
Sólo resta esperar que, algún día, dentro de varios años, aún en vida, aún siendo capaz de jugar a la pelota y meter algún gol picándola, pueda abrir otra vez los pichiciegos, o los libros de la guerra y decir "ahora sí, ahora sí no estoy tan indefenso, ahora sí vos seguís vivo pero yo no estoy más muerto".
Mientras tanto, mientras Quique puede darse el lujo de descansar en paz, por mi parte, la paz debe ser postergada hasta el infinito, por lo que sólo puedo trabajar.
Y, cuando trabajo "de verdad", tratar de pelear contra todos.







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