jueves, 6 de junio de 2013

PLENA FELICIDAD...






Del amanecer al atardecer no pasaron un puñado de horas sino 9 años. Plena felicidad la mía al enterarme que en 3 semanas se estrena en el país, a 9 años del ocaso parisino,  "Antes del anochecer". Probablemente está sí sea la última, dado que ya no le quedan momentos del día al director para situar a los entrañables personajes: Jesse y Celine, estudiantes veinteañeros que se conocieron en un tren viajando por Europa en la primera y que en esta tercera entrega, ya entrados en los cuarenta, los encuentra en un crucero por Grecia. No resistí la tentación de ver el tráiler, y -al parecer- si bien la historia siguen siendo ellos dos, el mundo que construyen no parece habitado sólo por sus almas (lo cual era gran parte del encanto de las dos primeras).
Los que alguna vez en la vida tuvimos un amanecer o un atardecer como los que vimos en la primera y segunda parte de la película, podemos entendernos sin mediar palabra acerca de qué sensaciones nos genera verlas.
Se completa la trilogía de la educación sentimental.  Son todas películas románticas sin un gramo de cursilería. La masculinidad al estilo Coco Silly (un pobre diablo) dirá que es un película para que vayan a ver las parejas (él para acompañarla a ella, claro) o las mujeres solas con muchas ganas de vivir en la pantalla lo que no pueden vivir en la vida real.  Pero qué pasa con el hombre sólo? Lo estúpido, lo falaz del pensamiento de este personaje mediático, es que el hombre sólo activa sus emociones estando con una mujer, y que si esa mujer no está, entonces tampoco los sentimientos.
Que un hombre, sólo, no puede proyectar; tan sólo entretenerse.
Yo proyecto para el mañana. Hoy, por lo pronto, no puedo estar más contento por saber que habrá un nuevo "antes" para volver a pensarlo todo. Y pensarlo todo no es otra cosa que responder a lo elemental: ¿cómo vivir juntos?





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