sábado, 28 de abril de 2012

JAURETCHE: GREATEST HITS

Intelectual
"Los intelectuales suben al caballo por la izquierda y bajan por la derecha."

Pueblo"El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los . Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza."
Argentina
"Las disputas de la izquierda argentina son como los perros de los mataderos: se pelean por las achuras, mientras el abastecedor se lleva la vaca."

Humildad"Yo no soy un "vivo", soy apenas un gil avivado."

Nacionalismo
"El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo (...) Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada; para nosotros, todavía sigue naciendo."
Política
"Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación (...) Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional."Es frecuente el error de oponer la política realista a la política idealista. Error que proviene de confundir al político practicón con el realista. El practicón que es un simple colector de votos o fuerzas materiales. El realismo consiste en la correcta interpretación de la realidad y la realidad es un complejo que se compone de ideal y de cosas prácticas[...] Ni escapa al círculo de los hechos concretos por la tangente del sueño o la imaginación, ni está tan atado a lo concreto que se deja cerrar por el círculo de lo cotidiano al margen del futuro y el pasado. Para una política realista la realidad está constituida de fines y medios, de antecedentes y consecuentes, de causas y concausas."
Presente
"Lo actual es un complejo amasado con el barro de lo que fue y el fluido de lo que será."

Economía
"La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos en un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no organiza su economía políticamente es una víctima. El cuento de la división internacional del trabajo, con el de la libertad de comercio, que es su ejecución, es pues una de las tantas formulaciones doctrinarias, destinadas a impedir que organicemos sobre los hechos nuestra propia doctrina económica."
Historia
"La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre."
Público
"Ahora a Gardel (Carlos Gardel) en vez de escucharlo, lo analizan. Es un disparate pedirle conciencia de clase, como es un disparate pedirle conciencia de clase a Cassius Clay o a Bonavena (Oscar Bonavena). El es un mito. Como Rockefeller, con la diferencia que éste no fue un cantor de éxito, que empezó de abajo, prosperó y se adaptó a su público. A un hombre que canta bien no se le pregunta si traiciona o no a su clase."
Argentinos" Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada (...) No habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como los ferrocarriles, la flota mercante o las usinas."

Economía"Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero."
En economía no hay nada misterioso ni inaccesible al entendimiento del hombre de la calle. Si hay un misterio, reside él en el oculto propósito que puede perseguir el economista y que no es otro que la disimulación del interés concreto a que se sirve."

Juventud"La juventud tiene su lucha, que es derribar a las oligarquías entregadoras, a los conductores que desorientan y a los intereses extraños que nos explotan."
Argentinos"En el territorio más rico de la tierra vive un Pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la Nación y el Pueblo el dominio de nuestras riquezas, no seremos una Nación soberana ni un Pueblo felíz."

Argentina"No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer y no ver el cordón umbilical que aparece a medida que todos los días nace una nueva Argentina a través de los jóvenes. No se lamenten los viejos de que los recién venidos ocupen los primeros puestos de la fila; porque siempre es así: se gana con los nuevos."

Paisano"Hasta que un dia el paisano acabe con este infierno, y haciendo suyo el gobierno, con solo esta ley se rija: o es pa' todos la cobija, o es pa' todos el invierno."

Capital
"Pero los propietarios de los bancos privados no son los depositantes, sino un grupo de financieros que controla el capital accionario, recoge los ahorros de los depositantes y lo dirige hacia los fines que interesan a ese grupo financiero."

Información
"Mientras los totalitarios reprimen toda información y toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios de formación de las ideas, que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en función de sus verdaderos intereses."
Mercado
"El que maneja el crédito maneja más la moneda que el que la emite. El que maneja el crédito maneja más el comercio de exportación e importación que el que compra y el que vende. El que maneja el crédito estimula determinadas formas de producción y debilita otras; el que maneja el crédito establece qué es lo que se ha de producir y que es lo que no; determina lo que puede y lo que no puede llegar al mercado con facilidades de venta, y maneja por consecuencia el consumo."
Civilización"(...) Se confundió civilización con cultura, como en la escuela se sigue confundiendo instrucción con educación. La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quién abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América, trasplantando el árbol y destruyendo al indígena que podía ser un obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa, y no según América."
Periódico"Porque estos periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración. Las doctrinas, los hechos, los hombres, se discriminan en función del aviso; así hay tabúes tácitos y se sabe que no se debe mencionar, que camino no hay que aconsejar, que cosas son inconvenientes."

Partido político"El ciudadano tiene la ilusión que elige y sólo se limita a escoger entra la reducida lista que los financieros han decretado apta para el consumo popular. El político y su partido lo saben y sabe por consecuencia que antes de someterse a la elección popular ha de tener el visto bueno de los financieros, y este visto bueno se obtiene a cambio de la entrega de los intereses populares. Cuando el día del comicio llega, el pueblo no elige sino dentro de la opción que los financieros le proporcionan."

Democracia"Esto ocurre aquí y en cualquiera de las llamadas grandes democracias. Mientras en los países totalitarios el pueblo es un esclavo sin voz ni voto, en los "democráticos" es un paralítico con la ilusión de la libertad al que las pandillas financieras usurpan la voluntad hablando de sus mandatos."

Prensa"Porque los medios de información y la difusión de ideas están gobernadas, como los precios en el mercado y son también mercaderías. La prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan restrictiva como la del estado, aunque más hipócrita, porque le libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión, ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden."

martes, 24 de abril de 2012

CONSIDERACIONES SOBRE LAS AUSENCIAS...




El velatorio de hoy, fue -tal vez- el menos traumático que me tocó vivir. Fue la crónica de una muerte anunciada; se sabe: el que avisa no traiciona, lo que no quita que el avisado pueda ser traicionado a último momento, no por la persona que lo interpela al pie de su extinción, sino por emociones propias que confiaba haber domesticado durante el tiempo en que se prolonga el proceso de despedida.
Mi tío se fue apagando según las órdenes que le dictaba su enfermedad. Lo había notado desmejorado en la cena de fin año,  pero no se me pasó por la cabeza que en pocos meses ya no quedaría palabra por pronunciar. Mi tío siguió ese dictado, tal vez, sin chistar, tal vez sin oponer demasiada resistencia al asalto final (para qué oponer resistencia, además, si se cree que no hay nada para defender?)
Se me ocurre una definición de la sabiduría: "saber, a tiempo, qué es lo que hay que defender"
Esos meses posibilitaron -para mis primos- una laboriosa recepción para la llegada de este día.
Pienso, ahora, en los velatorios, en mi presencia en ellos. El primer velatorio del que tengo registro fue el de mi abuelo materno; al cáncer de próstata se le sumó haber tenido hepatitis poco antes de morir: su semblante amarillo fue algo que me expulsó inmediatamente mi vista y mi cuerpo de las cercanías del cajón. Mi primer experiencia en un velatorio contó, entonces, con ese plus de espanto para un chico de 14 años.
Al año siguiente fue el velatorio de mi abuela: su viuda. Murió de un ataque al corazón. Nos había prometido a mi hermano y a mí llevarnos al mundial de Francia.
En ese velatorio lloré porque me burlaba mucho de mi abuela. La hacía enojar mucho riéndome de sus bigotes. Sentí mucha culpa con esa muerte.
Varios años después falleció mi otra abuela. Se apagó suavemente, casi sin levantar la voz. Ahora que lo pienso, no tengo una imagen desoladora de su velatorio.
Algunos años después -estando ya promediando la carrera en la facultad- falleció el padre de la que -hasta ese momento- había sido mi mejor amiga de la infancia. Tuvo una descompensación muy fuerte a raíz de su diabetes y, después de varios días de internación, finalmente murió. Lloré mucho esa vez. Incluso más que algunos familiares. Después descubrí que, más allá del dolor que me generaba la muerte del padre de mi amiga, mi verdadero llanto era por motivos personales. Descubrí que llorar en un velatorio es, para muchas personas, la oportunidad de ir a llorar a un lugar donde su llanto no tendrá que ser explicado: todos pensamos que la causa de las lágrimas es una sola.
Eso se ve claramente en "El club de la pelea" en la que el protagonista, sin tener ninguna enfermedad ni adicción, va a este tipo de grupos a compartir su dolor, dolor que no tiene nada que ver con el dolor que se expresa entre esas personas, pero que -al no poder canalizarse por otras vías- termina mezclándose con el dolor que lo rodea.
Las experiencias traumáticas fueron, como no podía ser de otra manera, aquellas en las que la muerte toma por asalto la vida de una persona. En los dos últimos años el hermano de una amiga y el amigo de un amigo se mataron en accidentes de tránsito. No hay palabras para describir lo que se vive en esos velatorios. El dolor es tan potente que pareciera inflar los cuerpos de los presentes y bastaría con un fuerte abrazo para hacerlos explotar.
En el caso de hoy, sentí tristeza tener recuerdos fragmentados de mi tío. Recuerdo, si, que era la única persona "grande" que me interesaba escuchar. En muchas reuniones familiares terminó pasando que, de golpe, me encontraba sentado al lado suyo. Me hablaba mucho y casi siempre me resultaba interesante lo que me decía. Tenía una voz suave y serena. También recuerdo como se reía con comentarios irónicos que yo decía al pasar. Y a mi me gustaba poder hacer reír a una persona que, generacionalmente, me pone a varios mundos de distancia. Lo tomaba como un desafío y me daba mucho placer ver que podía conseguirlo.
Eso es todo. Me hubiera gustado poder recordar más. Poder recordar con precisión algunas palabras. Pero no lo recuerdo. Sólo me recuerdo escuchándolo y haciéndolo reír. Supongo que buscaba hacerlo reír, también, para darme un descanso.
El tío Ricardo se fue y, a diferencia de mi último tío en partir, sé que algo tengo de él. Me pregunto si él se habrá llevado algo mío.




UN VIEJO CUENTO NUEVO...




EL OTRO CIELO

Perdí la noción del tiempo. No recuerdo cuando me trajeron. Tampoco sé si algún día me dejarán ir. Me mantienen en una pequeña habitación en cautiverio. Estoy aislado, solo. Mis horas se pierden en el laberinto de los días, y mis días –sin excepción- son una nube gris que lo cubre todo, que me oprime la cabeza, y que, lentamente, se desploma sobre el horizonte de lo posible.
Hace mucho que no veo el cielo. De chico era capaz de pasar toda una tarde tirado sobre el pasto del jardín de la casa, con los ojos vidriosos, llenos de un azul profundo.  Ya no; me dejaron sin cielo, y al quitarme el cielo, Julio, también te quitaron a vos. Sólo queda tu ausencia flotando sobre mi cama.
El cuarto no tiene ventana. El contacto con la realidad está sólo en mi cabeza. Estando encerrado, la realidad   es una ilusión: me rodea pero no me toca. Yo tampoco puedo tocarla, ni sentirla, solo proyectarla a través de los muros que delimitan mi existencia. Los latidos de mi corazón son débiles, como pequeñas gotas de lluvia que humedecen el pecho. Débiles son también las voces que escucho del otro lado de la puerta. Al parecer, mis captores no se ponen de acuerdo. Murmuran, siempre murmuran antes de entrar. Yo no tengo siquiera la posibilidad de hacerlo. Sólo puedo pensar en vos y en nuestro propio cielo.
Y entonces toda mi vida era eso, Julio. Es eso: una sombra espesa bordeando la puerta de la habitación, los ojos claros de la noche durmiendo entre las sábanas, el sueño esquivo del ángel que se apoya en mi almohada, el insomnio clavado en el techo, la historia inconclusa de un diálogo ajeno, un traje ocasional con un hueco en el lugar del corazón, las arañas desfilando por las paredes, una ausente brillante, el llamado inaudible de un hombre distante que –desde una cama de hospital-  dice las palabras jamás dichas (“te quiero”), una mesa que jamás será para dos, las velas tiritando de frío, un café frío volcado sobre el cielo, una mancha en la foto familiar del comedor, montañas de cigarrillos besando el cenicero, unos labios de papel arrastrados por el viento, una voz, muchas voces de metal atravesando una pantalla, el guiño de la puerta de calle, una cucaracha resbalando en la cerámica del baño, un sobre con bollitos de dinero, un rapto de  pasión en la noche, un estampida de estrellas en la madrugada azul, un fuego que baña los alrededores de la casa, o un hombre buscando una llave, buscando una salida, buscando algún colectivo o un tren, algo o alguien que lo envuelva y lo lleve hacia un momento frente al mar, hacia una plaza en primavera, hacia la sangre de un niño, la sal de un ciego en sus días sin sol, el sabor de la mañana, o el sudor de las palabras, la ansiedad de los objetos, los ríos de la incomunicación, los ojos de las mujeres que no ven, el perfume de su madre, las manos rotas de su padre, el deseo latiendo en el horizonte, las pesadillas de la civilización, el sueño de otros hombres, el sueño de una vida con otro hombre.
Eso fue el inicio. El resto fue mi futuro. Fueron dosis diarias. Inyecciones para mantenerme dormido, Julio. Y mala alimentación. Y maltrato.

Nada cambió: se ríen de mis palabras. No les importan mis argumentos. No les importa que les diga que sos un ser especial y que me necesitas a tu lado mas que nada en este mundo, que les asegure una y mil veces que no tengo los recursos como para pagar lo que piden por mi rescate. Vender el alma al diablo tampoco alcanzaría para que me devuelvan la libertad que me robaron. Parece que no me creen, que no me escuchan. Para ellos no existe la dignidad, ni mucho menos la piedad. ¿Qué hay en su cielo?
Me siento perseguido, atormentado, y me pregunto cuánto tiempo más podré soportar esta situación. ¿Y cuanto tiempo más lo podrás soportar vos? Me desgarra el alma el hecho de ponerme en tu situación. La impotencia que significa tener a la persona más querida privada de su libertad y no poder hacer nada para ayudarla, debe ser sin duda una de las experiencias más desesperantes por las que pueda atravesar un ser humano. Te imagino, Julio. Imagino tu lucha constante con las enfermeras para arrancarte el suero y salir, sin cambiarte, de ese hospital mugroso para rescatarme como sea, como hace el héroe de las telenovelas que miraba mamá.
Hay días en los que siento que mi cabeza va a explotar. Veo a las nubes, enormes, iguales al algodón, pasando junto a mi cuerpo. Pero no te preocupes Julio, que no me olvido de tu cielo. A mis secuestradores no les puedo hablar del tema, Julio. No lo entenderían.
Sólo me queda esperar a que se cansen, a que el miedo de que los descubra la policía los haga liberarme.
Cada tanto escucho las sirenas del móvil. Entonces grito, grito todo lo que puedo, hasta que el pasillo se llena de corridas, la puerta se abre y, entre dos, me cierran la boca como a un perro rabioso. Pero mi rabia no es la un perro, mi rabia es interna y contra ese tipo de rabia no resulta efectiva ninguna dosis de droga que mis captores me puedan suministrar.
A mamá le gustaba el arco iris, ¿sabés? Lo esperaba ansiosa las tardes de lluvia suave, mientras tomaba mate amargo con los tíos y comentaba las noticias del día. A mamá le hubiera gustado conocerte. En cambio, mamá estaría indignada con mi situación. Ayer se lo volví a pedir. Se lo dije a uno de los captores mientras me daba agua; le pedí por favor que me largaran, que no iban a conseguir nada teniéndome secuestrado, que si no lo hacían por vos, que fuera por mamá. Pero estos tipos son cínicos, Julio. Cínicos de profesión. Tendrías que verlos.

Y tendrías que haberme visto a mí, cuando uno se atrevió a decirme que me quede tranquilo, que vos no eras más que un invento mío, un invento para sobrellevar la situación que me toca vivir. Si Julio, escuchaste bien: vos un invento mío. Cínicos.
Me invadió una ira salvaje. Me tiré encima del secuestrador, lo rodee con los brazos para que no pudiera zafarse  y lo mordí. Lo mordí sin parar: la cara, los ojos, la boca, el cuello. Como en esa película que vimos juntos, Julio, la del psicópata que se comía a los pacientes y que después, una vez encarcelado, ayuda a la detective del FBI a encontrar a otro loco como él.  Daba miedo con solo mirarlo.
Te decía que lo mordí sin parar, como un lobo hambriento, hasta que dejó de oponer resistencia y la sangre comenzó a correr como un manantial por todo el piso de la habitación. Sus tejidos estaban a flor de piel.
Ahora somos dos en esta habitación Julio. Pero no lo quiero a él. Quiero que estés vos. Vos, que estás vivo y que tenés una vida hermosa por delante, y no él, que no tiene vida, que nunca la tuvo.
Esperame Julio, no te vayas, esperá que escucho ruidos en la puerta. Deben ser ellos, siempre ellos, siempre con su sonrisa asquerosa, con su inyección preparada, listos para ponerme a soñar con el cielo que no será azul. Esta vez, lo temo, no será azul.
Esperame Julio, no te vayas, esperame vos a mí, esperame en el cielo, que ahora voy.

lunes, 23 de abril de 2012

POLÍTICAS ECONÓMICAS...

ENTREVISTA A ROBERTO LAVAGNA EN EL DIARIO "EL PAÍS"

Roberto Lavagna es, a sus 70 años, uno de los más célebres referentes económicos de Argentina. Ministro de Economía con los peronistas Eduardo Duhalde (2002-2003) y Néstor Kircher (2003-2005), disputó las presidenciales de 2007 a Cristina Fernández y obtuvo el tercer puesto con el 16,8% de los votos. Desde entonces dirige un instituto de asesoramiento económico. Fue uno de los principales artífices de la recuperación de la crisis que devastó al país en 2001. En sus intervenciones públicas intenta no caer en los extremos y aboga por que la sociedad no se polarice entre partidarios y detractores del Gobierno, aunque asume que es lo que viene ocurriendo desde hace tiempo.

Pregunta. ¿Qué opina sobre la expropiación de YPF?

Respuesta. Siendo muy sinceros ésta es la acumulación de tres factores. Primero, el hecho de que Repsol era una empresa sin capital ni tecnología cuando se hizo cargo de YPF. Segundo, que el grupo local [Petersen, perteneciente a la familia Eskenazi] que el propio Gobierno hizo entrar, era un grupo sin capital ni tecnología. Y tercero, y eso es ya responsabilidad directa del Gobierno, que la política energética en general de los últimos ocho años es claramente equivocada. Ha llevado a que este año el país tenga que importar combustible por alrededor de 12.000 ó 14.000 millones de dólares [10.600 millones de euros]. Los tres factores están ahí para explicar el fondo de la cuestión. Después, vienen las formas. Pudo haber sido hecho de otra manera. Por ejemplo, con el esquema de Petrobras. Petrobras también era minoría. Después de los descubrimientos de hidrocarburos en el mar el Gobierno [brasileño] tenía dos posibilidades. Pudo crear una empresa del Estado cien por cien para explotar eso. O bien, decirle a los privados: todo lo ponemos dentro de Petrobras, pero entonces hacemos una ampliación de capital que ustedes no suscriben, suscribo yo y yo quedo con el 51%. Lo mismo exactamente pudo haber hecho Argentina con los yacimientos de gas no convencional de Vaca Muerta. Y seguramente la empresa habría quedado en mejores condiciones, porque hubiera habido una ampliación de capital y el proceso hubiera sido mucho más tranquilo, menos conflictivo.

P. ¿Le sorprendió la medida?

R. No, por las razones de fondo. Usted dirá que hace muchos años que existen. Sí, claro. No cambiaron nunca ni respecto a Repsol, ni al grupo local ni a la mala calidad de la política energética. Lo que sí cambió es que la cuenta de importación energética, que hace un año atrás era de 3.000 millones de dólares [2.270 millones de euros], ahora es de 12 ó 14.000 millones. Los factores objetivos estaban ahí y el desbalance en las importaciones determinó el momento. Era insostenible. Desde el punto de vista de la estrategia de Argentina, la pregunta más relevante es de dónde van a salir los recursos para invertir y recuperar la producción

P. Repsol apenas abarca un tercio de la producción de hidrocarburos en Argentina. ¿No le parece discriminatoria la medida respecto a las empresas que abarcan el 70% restante?

R. No, porque Repsol vino perdiendo participación importante en la producción. Y otras compañías, como Pan American o Total, han aumentado su participación. Esto fue dirigido a la empresa que tomada individualmente era la más importante del mercado y cuya producción viene cayendo ininterrumpidamente desde hace unos cuantos años, mientras otras compañías que subieron la inversión, también subieron la producción. Repsol subió, en acuerdo con el Gobierno, digámoslo, la distribución de dividendos; no invirtió lo suficiente. Y en consecuencia se fue agotando la producción de los pozos más maduros. No es una discriminación, es que no está invirtiendo. Vuelvo a decir: con el acuerdo de alguna de las personas que han sido designadas directoras y que antes eran representantes del Estado en el directorio. Y que aprobaron lo que Repsol hacía.

P. Pero la inversión de Repsol triplica a la segunda empresa petrolera del país.

R. Tendremos que ver cuando tengamos todos los elementos si la inversión es efectivamente ésa o no lo es. Los resultados desde el punto de vista de producción, ni de petróleo ni de gas, no avalan eso. ¿Cuáles son los datos objetivos hoy? La distribución de dividendos fue superior al 80%. En algunos años fue superior al 120% de las utilidades [beneficios]. Y la producción está cayendo. Esos son datos que nadie discute. Si invirtió o no, si invirtió bien o mal no lo sabemos. Lo deberíamos tener que saber cuando el Tribunal de Tasaciones haga una estimación. Los datos objetivos son: caída de producción y muy fuerte distribución de dividendos.

P. ¿Cree que el Gobierno debería haber explicado de dónde va a sacar el dinero para pagar lo que el Tribunal de Tasación determine?
Lo que ha pasado con un sector en particular no tiene por qué ser extendido al resto

P. Se supone que saldrá de las arcas públicas [breve risa], del tesoro argentino… Se supone que así será. Si yo fuera un inversor, la pregunta más relevante sería ésa. Desde el punto de vista de la estrategia de Argentina, la pregunta más relevante es de dónde van a salir los recursos para invertir y recuperar la producción. Porque Repsol no tenía ni capital ni tecnología, los locales no tenían ni capital ni tecnología y yo le digo: el Estado argentino hoy no tiene ni capital ni tecnología. Es como una continuación de lo que viene ocurriendo. Para cambiar eso hay que contestar algunas preguntas, entre ellas: ¿Cómo se van a invertir y quién va a invertir? Mientras que en Europa están fuertemente preocupadas, algunas compañías en Estados Unidos están muy contentas, esperando que en algún momento sean convocadas para llevar adelante un proceso de inversión. El mundo es así.

P. ¿Esas compañías se meterán en un sitio donde hay otra empresa en litigio?

R. No le quepa ninguna duda de eso. Sobre todo, en el mundo del petróleo, que están acostumbrados a tener que trabajar en países, zonas y demás, complicados.

P. ¿Qué consecuencia traerá esta situación para Argentina?

R. Depende de cómo se maneje para adelante. Si yo le digo que ahora el Gobierno tampoco tiene ni plata ni tecnología para extraer el gas de roca [no convencional] la situación es muy parecida a la anterior. El primer problema es ése. Y el segundo la calidad de quienes han sido designados directores, que son los mismos que están detrás de una política energética fracasada.

P. ¿Cree que condicionará en gran medida la relación entre los dos países?

R. Se han cometido errores grandes, sin duda, del lado argentino. Pero también del lado español. Llegar a hablar de apestosos no es precisamente… [El secretario de Estado de la UE Íñigo Méndez de Vigo, declaró el pasado día 13 que Argentina podía convertirse en un "apestado internacional" ] Eso y decir que somos apestosos... No le voy a decir la relación especial que España y Argentina tiene, cuántos argentinos tienen doble nacionalidad… Y además, acá hay inversiones españolas muy importantes en otros sectores. Lo que ha pasado con un sector en particular no tiene por qué ser extendido al resto. El periodo fácil de reparto de subsidios se ha terminado

P. ¿Cómo ve la situación económica del país a corto y medio plazo?

R. Los dos años próximos van a requerir del Gobierno, de este u otro, tomar decisiones en algunos frentes complejos. En 2005 el total de los subsidios en energía y transporte, subsidios de tarifas y demás, era de 3.500 millones de pesos [614 millones de euros]. El año pasado era de 76.000 millones [13.300]. O sea, se multiplicó 22 veces. No hace falta ser economista, basta pensar por uno mismo. Si sus gastos se multiplican 22 veces, no hay nadie con capacidad para soportar esto a lo largo del tiempo. Van a tener que tomar decisiones que no son populares, sin duda. Más popular es repartir subsidios, pero se reparte subsidios cuando hay margen. El periodo fácil de reparto de subsidios se ha terminado.

P. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, remarcó que el crecimiento sostenido desde 2003 a 2011 es del 7,7%...

R. Creo que hay algunas inexactitudes. En primer lugar hay un periodo que empieza en mayo de 2002 hasta fines de 2006 donde la tasa de crecimiento real se ubicó en torno al 9%. Después, en 2007 y 2008 ya las tasas verdaderas se ubican en torno al 6%. En 2009, como consecuencia de la crisis internacional, el PIB real, no el que declara el Gobierno, cayó alrededor de 3,5 puntos. El año pasado y el anterior hubo una recuperación, no tan fuerte como dice el Gobierno, pero bastante cercana, del 7%. Y este año las mejores previsiones son del orden del 5%. De manera que no hay que promediar cualquier cosa, peras con manzanas. Hubo un periodo de muy alto crecimiento, con estabilidad de precios. Y ahora hay un crecimiento bueno, promedio tipo 5%, pero no 9% y más volátil. Si haces el promedio puedes decir 7%. Tiene razón, pero es fruto de dos políticas económicas totalmente distintas.

P. ¿Durante cuánto tiempo se puede mantener una tasa de inflación que usted sitúa entre el 22% y el 25%, aunque el índice de medición del Gobierno no sobrepasa el 10%?

R. Desde 2006 hay un modelo económico distinto en este país. El Gobierno se ha ido gastando los márgenes de maniobra que heredó de una política anterior La inflación es de ese nivel desde 2007. Y recién ahora la población argentina empieza a entender que eso es un problema. Porque como hasta ahora, entre que los salarios seguían más o menos la inflación real y había subsidios y demás… Si no el Gobierno no habría sido elegido con el 54% de los votos.

P. ¿Qué le ha parecido la reforma de la ley del Banco Central?

R. Acá hay sectores muy de derechas que tienen un cierto manejo del Banco Central, que quieren que nadie lo toque, porque creen que es de ellos. Y hay sectores de la izquierda, muchos de ellos cercanos al Gobierno, que creen que uno pasa por el Banco Central, mete la mano en las reservas y saca lo que quiere. Entonces, a ver: las reservas son del país, no son del Banco Central. En consecuencia, el país puede tomar decisiones sobre esas reservas. Después viene el tema de la oportunidad. ¿Es bueno que en este momento alguien le saque reservas? No.

P. ¿Por qué hay tanta fuga de capitales en el país?

R. Por una razón sencilla. Desde 2006 hay un modelo económico distinto en este país. El Gobierno se ha ido gastando los márgenes de maniobra que heredó de una política anterior. La población no tiene por qué apreciarlo, pero quienes manejan dinero lo aprecian. Siempre entran y salen capitales. Pero el último año de saldo neto positivo fue 2005. En 2006 el saldo negativo no fue muy grande, unos 2.700 millones de dólares (2.047 millones de euros). Y a partir de ahí se fue acelerando hasta llegar a 23.000 millones el año pasado. Ahora estamos en unos 6.000 millones de saldo negativo, con un gran control de las importaciones. Los inversores van a venir si la política es razonable, como vinieron después de la crisis de 2001. Vinieron los de adentro y los de afuera.

P. ¿Cree que la población no es lo suficientemente madura para aceptar un recorte en los subsidios?

R. El Gobierno tendría que decidir que su periodo termina en diciembre de 2015 y que no busca ni de forma directa ni indirecta la reelección. Ésa es la única condición bajo las cuales el Gobierno puede hacer los ajustes que tiene que hacer. De lo contrario, el costo político sería tal que no es viable. Se lo puede explicar Rajoy y las elecciones en Andalucía.

P. La presidenta prometió que afrontaría la política de subsidios.

R. Lo hizo en noviembre. Pero, ¿dónde estamos? Finales de abril. Se dio marcha atrás por temor al efecto político.

P. ¿Cree que el país está al borde del colapso?

R. No. Eso lo dicen quienes confunden sus deseos políticos con la realidad. Y no hay ninguna posibilidad de que haya una crisis política como la de 2001. Es una cosa distinta, esto es un proceso de degradación paulatina. No se desintegra el país, pero cambian las condiciones. Pero más allá de lo que pueda suceder en los próximos dos años, éste sigue siendo un país con una potencialidad fenomenal. Por la agricultura, porque tiene agua, porque tiene clima, tierras, porque es un país semivacío, con 40 millones de habitantes en una extensión tan grande, porque ahora se ha descubierto petróleo y gas que no teníamos en cantidades suficientes…

P. ¿Cree que van a venir muchos inversores?

R. Los inversores van a venir si la política es razonable, como vinieron después de la crisis de 2001. Vinieron los de adentro y los de afuera, porque muchos de adentro también habían sacado su dinero. La potencialidad está y si hay una política institucional, también de seguridad de inversores…

P. ¿No cree que la expropiación haya podido influir en el ánimo de potenciales inversores?

R. No se engañe: si mañana hubiera condiciones de seguridad, van a venir las compañías americanas que ayer a la tarde festejaban la situación de Repsol. Pero, claro, le van a tener que dar una política energética distinta, con tarifas distintas, con precios de petróleo y de gas en boca de pozo distinto, y le van a tener que dar mayor seguridad jurídica o una tasa de rentabilidad muy alta. No se olvide de que los petroleros están acostumbrados a operar en países muy complicados donde trabajan con tasas de rentabilidad altísima. Pero no es que nadie va a venir.

sábado, 21 de abril de 2012

LAS MALAS COMPAÑÍAS

"Formas de vida" Por Daniel Link para Perfil

A la noche tendré que dar una clase sobre temas que requieren una perspectiva de presente e, incluso, de futuro. Pero paso todo el lunes, desde la madrugada, inmerso en un pasado viscoso que me arrastra y me saca del sueño reparador que necesitaba y que naturalmente, tendrá como resultado que mis alumnos piensen que estoy loco o drogado (o las dos cosas a la vez). La que está loca es esa mujer desquiciada que grita y llora y cuyas destempladas recriminaciones me llegan por el pozo de ventilación al que da la ventana del dormitorio. Siempre muy temprano, ella o su hermana (las dos viven juntas con sus hijos, abandonadas por sus maridos que se hartaron con justa causa de soportar sus arrebatos psicóticos) se trenzan en discusiones que hacen temblar las paredes del edificio (cuando no es así, el fragor del alcohol las arrastra a cantar “Seminare” o “No te enamores nunca de aquel marinero bengalí” a altas horas de la madrugada). Esta vez una de ellas (la de voz más grave) se enfrenta con su hijo de siete años y le grita, y le grita, y le grita. “SOS UN IRRESPETUOSO TE VOY A ENCERRAR”. No lo hace, por fortuna, porque la vez que lo hizo, el niño pateo, con justa causa, la puerta hasta quedar extenuado y hasta que yo subí a amenazar a la madre con llamar al 102, Línea de Asistencia a la Infancia y la Adolescencia. Como los gritos no cesan, aspiro hondo y grito por la ventana: “CALLATE, LOCA”. Los gritos siguen, siguen, siguen: “ME TENÉS HARTA YA VAS A VER RESPETAME SOY TU MADRE”. Repito la aspiración y, esta vez: “HACETE VER, ENFERMA”. Y entonces otro vecino hace sonar la vuvuzela con la que supone que puede imponer tranquilidad. Para qué. Ella se pone a gritar(nos): “Y VOS? HACETE VER VOS QUE HACÉS SONAR ESA CORNETA”. La estupidez de mi vecino ha aniquilado mi veredicto, la loca de la casa cree que somos el mismo y todos quedamos envueltos en una viscosa película de demencia popular. “TOCAME TIMBRE SI QUERÉS... LLAMÁ A LA POLICÍA”. ¿Qué podría yo hacer con esas vidas infames? Mejor callar, aceptar como se pueda el violento retroceso temporal que nos arroja a un conventillo lunático de la década del cuarenta.

martes, 17 de abril de 2012

LOS UNOS Y LOS OTROS...



"Lo de Boudou"
Por Eduardo Aliverti para Página 12



Sí. Lo de Boudou. Por ponerle la definición más escuchada. ¿Es un tema comprendido en un caso mayor o es apenas un tema? Lejos de ser una pregunta enroscada o un mero juego de palabras, para gusto del periodista la madre del borrego está por ahí. No porque uno tenga la respuesta. Es que nunca podría encontrársela si no se acierta con la pregunta.

Para hallar algo cercano a la objetividad, cabe intentar con dividir “lo de Boudou” en tres partes. Primero, el tratamiento periodístico. Después, el relevamiento de los datos obrantes. Datos, quede claro. No conjeturas, ni suspicacias, ni sospechas. Y recién por último, la parte de si el producido de las dos anteriores arroja un desenlace analíticamente serio. De modo que vamos en ese orden. Está fuera de duda que el vicepresidente es víctima de un fusilamiento mediático, sea o no culpable de lo que se lo acusa. La oposición disfrazada de periodismo libre, ya sea a través de sus voceros permanentes desde el conflicto con “el campo”, el Fútbol para Todos y la nueva ley de medios audiovisuales; o bien gracias al concurso de mercenarios de gran porte reclutados en los últimos tiempos, decidió que las noticias importantes son, casi en exclusividad, los avatares judiciales de Boudou. Ni siquiera los efectos, subsistentes, del temporal inédito que afectó a Capital y zonas del conurbano sirvieron para poner una pausa en la ofensiva. Tampoco lo logró el precio de la yerba. Apenas se detuvo el rato que duró (seguirá) la impresionante operación de prensa en torno de YPF, en la que especulaciones de Bolsa se entremezclaron con lo imperioso de horadar al oficialismo. Y de una manera repugnante, que hasta pareció articulada con la prensa y el gobierno españoles. Portada tras portada, sumario tras sumario, entonación tras entonación, gesto tras gesto, solamente parece interesante que el Gobierno puede caerse a pedazos porque la Presidenta habría elegido de vice a un concheto travestido y corrupto. Tampoco puede dudarse de que los medios y colegas oficialistas, más gurkas o más elegantes, protegen a Boudou, a como sea, en aras del objetivo mayor: cuidar a la Presidenta y a lo que simboliza su modelo. Lo que en el argot de esta profesión se conoce como “data dura” pasó centralmente a mejor vida. Los unos porque lo primordial es destruir a Cristina; los otros porque debe resguardársela a toda costa. Los segundos tienen el beneficio de inventario de una altitud ideológica a la que los primeros no se acercan ni por asomo. La ultraoposición es espectacularcita. No tiene cuadros. Llega hasta Beatriz Sarlo como muchísimo y no agujerean más allá de los lectores de La Nación. El kirchnerismo, en cambio, originó Carta Abierta y posee referentes muy aptos para la batalla mediática. Puede juzgarse todo eso como chascarrillo de ambiente reducido, o quizás no tanto si se tiene en cuenta que la propia oposición viene reconociendo la “victoria cultural” del oficialismo. Lo cierto es que el ultrismo opositor no pasa de atacar a mandoble puro, sin más ton ni son que demoler a la figura presidencial por vía de las aprensiones sobre Boudou. Y que el oficialismo carga con desprolijidades impactantes que sus defensores hacen mal en ignorar. Pagaría muchísimo mejor escudar al Gobierno con la premisa de que no deben justificarse todos sus errores. No se trata de ser neutral. Todo lo contrario. Se trata de inteligencia. Y también de honestidad descriptiva.

La oposición, antes que por el aporte de prueba concreta alguna, basa su ferocidad en una construcción de sentido culpabilizador, capaz de ignorar hasta los ridículos. Luis Bruschtein lo sintetizó en este diario con magnífica precisión retórica y contundencia política, al cabo del despliegue mediático, infernal, que siguió al allanamiento de un domicilio de Boudou presentado como su casa: era un lugar alquilado por un amigo del ex marido de la esposa despechada que es amigo de un amigo de Boudou. Absolutamente todos los ataques, ofrecidos como prensa atenta de investigación, se asientan en “relacionismos” de ese tipo. Y por si algo faltaba, reapareció Carrió para montarse en la táctica de sus amigos corporativos. Ella está en todo su derecho, naturalmente, pero usarla de ariete protagónico –o aun como actriz de reparto– revela la disposición a valerse de lo que venga con tal de esparcir imagen de podredumbre. Según quiera verse, ya no saben qué hacer o lo saben muy bien. Indignan. Le dan vergüenza ajena a cualquiera con dos dedos de frente. Atentan contra las normas más elementales de la deontología profesional. Resucitan payasos. Pero nada de todo eso debiera obstaculizar una mirada crítica sobre los mocos que se manda el Gobierno. Boudou llamó a una conferencia de prensa que en ningún momento fue eso ni nada parecido. Es irrefutable que se acordó tarde de denunciar intentos de coima y apretadas, por más ciertos que fueran, y que tal actitud también deja un flanco intapable. El juez Rafecas, quien era casi un icono de probidad, saltó a enemigo de la noche a la mañana, no se sabe si por no haber podido evitar ser un bocón o, sencillamente, porque no hizo lo que se esperaba que hiciese. Y en aras de esa concepción se lo llevan puesto a Esteban Righi... ¿Por qué? ¿Porque no supo operar sobre un fiscal? Hay antecedentes de esa clase de arrebatos. La memoria debería registrar lo insólito de haber prescindido no ya de un canciller, sino de un cuadrazo fenomenal como Jorge Taiana, tipo de una rectitud invicta, por el solo hecho de inferir que compartía algún off con medios antagónicos. Con Taiana, el impacto quedó licuado porque los ribetes no daban para escándalo y porque el hombre es un caballerazo. Pero a Righi no le dejaron callejón con salida. Se tuvo que ir probable o seguramente absorto, más allá de que pudieran haberle faltado reflejos para intervenir ante un episodio de resonancia institucional. ¿Hacía falta esto? En sentido político análogo, ¿hace falta profundizar el frente abierto con la CGT justo cuando vuelve a necesitarse una estrategia de alianzas sectoriales, imprescindibles para aguantar los chubascos o tormentas de un escenario internacional complicado, e incluso frente a la decisión que vaya a tomarse con YPF? Si es cuestión de prevenirse frente a Scioli por estimarlo como resolución a derecha de la no continuidad de Cristina, ¿hace falta perforarlo tres años antes? Tal vez se trate de aquello con lo que esta columna se permite insistir cada tanto. Lo que Carlos Pagni escribió en La Nación hace unos días, con la visión de un hombre de derecha atendible. El kirchnerismo se enfrenta al kirchnerismo –muy genéricamente expresado, entiéndase bien– porque ocupa la totalidad del centro de la escena, al inexistir la oposición, como no sea la mediática. Más luego: ¿los momentos de fortaleza deben ser usados para ir por todo frente a la debilidad del adversario, incluso prescindiendo de los aliados reales, eventuales o reconquistables? Que se vaya “por todo” es elogiable, pero el punto es cómo. ¿No sería mejor contar los porotos de otra forma? ¿Seguro que hay tanta espalda para optar por lo primero? Son preguntas, no afirmaciones. Uno no pierde de vista que es apenas un comentarista y que el ejercicio del poder es muy otra cosa. Igual: así cayera Boudou, o se complicara ese escenario y los medios opositores sintieran la panza llena, no se modificaría en nada que las mayorías sigan confiando en un Gobierno que les mejoró la vida, en la proporción que cada quien quiera darle a ese aserto indesmentible.

Si se apoya esta experiencia kirchnerista –como lo hace quien firma– por considerar que al fin llegó una gestión capaz de satisfacer algunas o varias necesidades populares, o porque cualquier alternativa significaría volver a lo peor de un pasado nada lejano, la preocupación no debería pasar por las repercusiones institucionales de “lo de Boudou” propiamente dicho, sino por la posibilidad de que la trama escenifique a un Gobierno con tendencia creciente a encerrarse en sí mismo. O mejor dicho, en un círculo extremadamente reducido. Pero si es por aquello que los medios de la oposición pretenden mostrar que pasa, la conclusión es que, en perspectiva estructural, no pasará nada.

domingo, 15 de abril de 2012

WARHOL POR KUITCA...




Me gustaría empezar por preguntarte cómo fue recibida la obra de Warhol en Latinoamérica y si fue considerada principalmente en términos políticos.

Guillermo Kuitca: No, no lo creo. Para mi generación, Warhol ya era parte del panteón. Yo diría que el artista era conocido sobre todo por las estrellas, las celebridades y el glamour, y no por las imágenes más políticamente cargadas. Los años sesenta fueron muy políticos en Latinoamérica, muy comprometidos con los movimientos revolucionarios, pero también fueron los años del flower power, un espíritu no estrictamente hippie pero sí desprejuiciado y festivo. Warhol era más un punto de referencia para este último grupo. Tengo mis serias dudas de que fuera siquiera tomado en serio por los más comprometidos en la militancia política.

Qué interesante, porque en países como la entonces Alemania Occidental o Francia su obra se leía en términos marxistas casi cómicos, como una especie de enunciado sobre la realidad capitalista.
¿Cuáles fueron las primeras obras de Warhol que viste?

Mi primer encuentro fue la retrospectiva de Kynaston McShine, no en el MoMA en Nueva York, sino en el Palazzo Grassi, en Venecia, en 1989 ó 1990. Claro que ya conocía a Warhol, pero todavía no había enfocado la obra. Todavía no le había encontrado un lugar y de alguna manera esa muestra fue una puerta de entrada. Más tarde hubo otros encuentros, uno tras otro, cada vez más efectivos, hasta sentirme totalmente poseído por la obra, quiero decir, completamente seducido e influido por Warhol. Recuerdo que uno de esos momentos de epifanía fue cuando vi el retrato de Liz Taylor en el Pompidou, una obra fabulosa. A veces uno reacciona ante un artista de manera muy pero muy profunda, reconoce un impacto que no se puede evitar. El catálogo de McShine se convirtió en uno de esos libros que están siempre arriba de las pilas de cosas en mi estudio. Pienso que para muchos artistas ese libro es una Biblia.

Una especie de compañía.

GK: Sí, está siempre ahí. Y seguramente mi encuentro con Warhol fue también a través de ese catálogo. Un poco más tarde fui a Pittsburgh y visité el museo. Era el momento en que estaban abriendo sus Time Capsules.

Una obra fascinante.

GK: Fue en ese momento que pensé: “¡Claro!”. Supe que tenía que hacer algo con eso. Estaba leyendo los Diarios y fue entonces que entendí que estaba de alguna manera poseído por Warhol. Después, no hace tanto, hará unos diez o doce años, vi una muestra de The Last Supper en el Museo Guggenheim del Soho, que me enloqueció. Vi también una exposición de The Last Supper en el Dia [Dia Center for the Arts]. Empecé a darme cuenta de que el Warhol tardío había sido un poco subestimado. Me encanta el último Warhol.

¿En serio?
GK: Sí, y diría que me encanta The Last Supper especialmente.

Es curioso que The Last Supper no esté basada en la pintura, sino en un prendedor barato que Warhol encontró en un mercado de pulgas. Hay un momento muy gracioso en los Diarios en el que cuenta que se enoja con el vendedor porque cree que está tratando de estafarlo. The Last Supper finalmente es una copia de una copia, doblemente distanciada del original.

GK: Es sorprendente todo lo que uno puede aprender sobre pintura con Warhol. Al principio pensaba que era puro cinismo, un cinismo que me gustaba mucho, especialmente en algunas de las pinturas de The Last Supper, probablemente porque las hizo demasiado rápido, y son tan incompletas, tan inacabadas. Pero creo que eso se relaciona para Warhol con el mismo acto de pintar. Se ve muy claramente en las últimas obras, algo crudo y al mismo tiempo muy potente, muy hermoso.

¿Como si no le interesara el medio pictórico?

GK: A Warhol nunca le interesó el medio. Cuando vi esa Liz entendí que lo que estaba viendo, fuera lo que fuera, había sido compuesto accidentalmente, como una combustión, una especie de reacción química entre la imagen y su tratamiento.

Warhol no era el idiota iluminado que simulaba ser. Hacía ese papel ante el público pero es evidente que era mucho más sofisticado de lo que demostraba, que miraba mucho arte y estaba muy al tanto de las nuevas tendencias en ese mundo. Un poco como Oscar Wilde o Salvador Dalí, sabía exactamente cómo manejar a la gente. Al mismo tiempo, creo que hasta cierto punto Warhol no entendía del todo las consecuencias de lo que hacía, y por eso es totalmente lógico que haya hecho estas pinturas con algo de despreocupación cínica por el medio y sin embargo haya producido una obra que, como pintura, tiene consecuencias profundas para otros pintores.

GK: Exactamente. Como pintor, uno se siente completamente desnudo, porque de pronto está ante alguien que, casi sin ningún esfuerzo, consiguió hacer algo que uno le cuesta mucho lograr. Obviamente, no quiero decir que no hay trabajo en la obra, sino que en una obra de Warhol hay un acercamiento pictórico que no difiere demasiado del que se puede encontrar en un Manet.

En términos de la imagen retiniana.

GK: Sí, exactamente. Tiene que ver con el color, con las pinceladas.

Y eso se relaciona con la idea que tenía Warhol de hacerlo todo mal. Como si dijera: “Vamos a hacerlo todo tan mal que saldrá bien, vamos a grabar a Ondine hablando durante 24 horas drogada con speed y ver qué sale, lo vamos a transcribir y será una novela, y esa será mi novela, y algo saldrá de allí”.

GK: Totalmente. Incluso para los artistas que quieren hacer pinturas que parezcan lo más descuidadas posible no es fácil resolver la cuestión de lo bien hecho y lo mal hecho. Aún cuando queramos revertirlo, hay siempre una especie de fantasma de lo artesanal, de la destreza técnica, que hasta cierto punto muestra el lado terriblemente burgués de los pintores. El encuentro con Warhol es muy liberador en ese sentido.

¿Te interesa también la obra de Jasper Johns y la de Robert Rauschenberg?

GK: No tanto como la de Warhol. Conozco la historia, sé lo importantes que fueron para él, y sé que Warhol trataba de imitar algunas obras de Johns, pero creo que los superó enormemente. Te puede parecer una perspectiva un poco exagerada, quizás porque es una perspectiva no norteamericana. Es posible que yo lo vea desde un punto de vista exterior al de los Estados Unidos, como lo haría un europeo o cualquier otro extranjero, desde el cual Warhol encarna más crudamente, más radicalmente, el arte contemporáneo.

¿Los ves en un contexto más norteamericano?

GK: No los puedo ver en un contexto norteamericano porque no soy norteamericano. Veo una enorme diferencia entre Johns y Rauschenberg: nunca me gustó tanto Johns como me gusta Rauschenberg, y nunca entendí por qué Johns es un ícono norteamericano. No es que no entienda la importancia de su obra. Cada lugar tiene su arte local. El problema es que Estados Unidos es tan omnipresente que en muchos contextos tendemos a confundir lo local con lo global. Creo que Warhol, a diferencia de Johns, alcanza un lugar sin fronteras. Con Johns y Rauschenberg todo se vuelve histórico. La obra de Warhol, en cambio, está en todas partes, no es tan fácil fijarla en un lugar. Muy pocos artistas logran eso.

Rauschenberg mismo le rindió homenaje a Warhol más tarde, diciendo que había creado una red de comunicación global. Warhol creó una especie de dispositivo para los artistas de todo el mundo, no para copiarlo sino para trabajar a partir de ese modelo que no existía realmente antes de él. Para los artistas que surgieron en los años ochenta y noventa, no hay duda de que Warhol es la gran figura, por lo menos en los Estados Unidos.

GK: En todas partes, no hay duda. ¿Cómo es posible que estemos todos fascinados por el mismo artista? Creo que eso es indiscutible.

Hasta la gente que odia su obra… y hay muchos críticos en Nueva York que escriben todo el tiempo en su contra. Pero no se lo puede ignorar. Un artista visual no puede desentenderse de Warhol.

GK: Sí, supongo que es así. Creo que, tarde o temprano, hay que enfrentarse con eso, y puede ser un momento genial o un momento horrible. Lo bueno es que con Warhol no pasa lo mismo que con otros artistas. Por lo general, cuando uno entra en el terreno de otro artista, siente que tiene que correrse porque lo que hay ahí no le pertenece. Pero cuando uno se encuentra con Warhol y entra en su reino, siente una cierta hospitalidad, siente que tiene derecho a quedarse. Tal vez porque es tan grande que uno descubre que hay mucho espacio para explorar. Sabemos que él ha estado en ese lugar, pero no hay ningún apuro por abandonarlo.

Tal vez porque su relación con el talento y la creatividad de los demás nunca es conflictivo. Como si uno no tuviese que medirse con él y salir ganando o perdiendo. En tu propio trabajo hay alusiones a algunas obras de Warhol.

GK: De las obras basadas en Warhol, creo que la primera fue Naked Tango. Es un diagrama de tango que hice descalzo, de modo que la pintura se desparrama en la tela y el paso de tango se parece más a un Dance Diagram de Warhol que al paso de baile de salón. Es menos diagramático pero sigue el mismo diseño.

¿El diagrama de Warhol es fiel al paso de tango?

GK: Ah, no sé, yo no bailo tango… (risas). Pero intenté seguir el diagrama de Warhol y es muy pero muy raro…

Sería gracioso que hubiera sido diseñado para que uno se tropiece o algo así.

GK: Estoy seguro de que lo tomó de alguna fuente. Lo más gracioso es que hay un famoso dicho que asegura que “se necesitan dos para bailar un tango”, y este es un solo de tango.

¿Existe el solo en el tango?

GK: No, es imposible, pero la pintura muestra únicamente el paso de un bailarín, algo bastante raro en un baile que es para dos.

Qué gracioso… Me hace acordar de un dicho de Warhol: “Uno es compañía, dos es multitud y tres ya es una fiesta”.

GK: En los últimos dos años trabajé en una serie de obras pequeñas que después reuní en la Warhol Suite. Puedo explicar el proceso usando el catálogo McShine como ejemplo. La edición de tapa dura tiene una especie de cubierta de plástico, y si uno la retira es como si a la pintura de Warhol se le quitara el proceso de la serigrafía.


Claro, es como el revestimiento de la serigrafía
.

GK: Exactamente, y si uno lo quita, es como si pudiera ver…

… el fondo sin la imagen de la serigrafía.

GK: También veo la sombra de Warhol en una serie de obras muy distintas, los Diarios, una suite diaria que empecé en 1994, en la que uso telas descartadas que abrocho a una mesa de mi estudio, y en las que durante un tiempo dibujo, hago anotaciones de todo tipo, pruebas de colores, etcétera. Visualmente, no tienen nada que ver con Warhol, pero creo que la acumulación diaria está ahí, solo que mi día dura mucho más que un día. Dura cinco, seis meses, o más. Cierro cada “cápsula del tiempo” cada seis meses, digamos.

Qué idea fabulosa, las Time Capsules.

GK: Sí, es increíble.

Realmente no se sabe qué hay en cada una hasta que las abren. Montones de invitaciones, ropa interior, fotos de tipos que le parecían muy atractivos, una mezcla muy rara.

GK: Oí que en una había incluso dinero en efectivo.

¿En serio? (risas). Esa era la que había que abrir. Es gracioso que Warhol fuera tan maniático en varios aspectos, era una de esas personas que no se pueden desprender de nada. Cuando murió y abrieron su casa, por todos lados encontraron bolsas con cosas que había comprado y ni siquiera había abierto. Un caso patológico. Y, por supuesto, la sexualidad de Warhol que estaba en primer plano. ¿Te parece que influyó en la apreciación de las obras o fue más bien un obstáculo?

GK: No lo podría decir, porque su imaginario no era exclusivamente gay. Quiero decir que puede haber sido lo opuesto, puede haber moldeado el gusto gay en relación con algunos íconos. En parte su gusto es muy masculino: los choques de autos, las imágenes de
la muerte, etcétera. En eso no sé si difiere de cualquier artista heterosexual. Fue mucho más tarde que empezó a hacer películas con esos tipos muy atractivos, con buenos cuerpos y buenos culos. Me parece que en parte su obra estaba “en el clóset”, aunque él no lo estuviese. No creo que sus primeras obras sean abiertamente gays. ¿No te parece?

Bueno, sí y no. Alguien dijo que Warhol sólo alcanzó el reconocimiento que merecía después de muerto porque como persona era tan raro… Su look, su estilo, la manera en que se peinaba… Todo su comportamiento era totalmente camp.
GK: No sé. Si leyeras A sangre fría sin conocer a Capote, ¿te imaginarías que el timbre de la voz del hombre que escribió el libro es chillón y afeminado?


Bueno, no necesariamente, aunque hay algo en el grado de identificación con el criminal, y en la unión de muerte y deseo al estilo Genet, que resulta muy revelador. Pero es cierto, no es Desayuno en Tiffany’s. Como Capote, Warhol tenía una vida social intensa, le gustaba codearse con los ricos y famosos, pero le interesaba mucho más la cultura popular. ¿Te interesa el uso de la cultura pop en sus obras? ¿Te llama la atención como artista?

GK: Probablemente encontré una manera de resolver la cuestión de la cultura pop a través de Warhol. Estoy exagerando, pero es cierto que si hay un tema que viene claramente de algún tipo de imaginario de la cultura pop, probablemente haya sido previamente visitado por Warhol, de modo que hasta cierto punto ya pasó por ese filtro. Creo que no me relaciono con esa sensibilidad como lo hacen otros artistas. Quiero decir, mi relación con la cultura pop es a través de la música que escucho y la manera en que vivo.

Es muy difícil aislarse de la cultura pop.

GK: Es verdad, uno podría ser más defensivo, pero trato de no hacerlo. Miro mucha televisión, paso mucho tiempo frente a la computadora. No habito exclusivamente el mundo de alta cultura, pero eso no quiere decir que mi obra refleje o le haga demasiado lugar a la cultura popular. Me olvido de eso cuando pinto.

Es interesante, porque ese es un aspecto del legado de Warhol sobre el cual yo mismo soy muy ambivalente. Su apertura y receptividad a la cultura pop eran sin duda auténticas y directas. Por otra parte, la cultura popular de su época era más interesante que la de nuestros días (risas). En ese sentido es similar al caso de Nan Goldin quien fotografiaba a un montón de gente que vivía en un lugar interesante en un momento interesante. Pero eso no quiere decir que todo el mundo que fotografíe a sus amigos pueda hacer algo igualmente interesante.

GK: Absolutamente. La idea de que ser un artista significa llevar la antorcha de la cultura popular y poder interpretarla se ha convertido en un tremendo cliché. Es una paradoja muy graciosa. En las escuelas de arte hoy es como si los jóvenes artistas sintieran que recibieron la antorcha y se tienen que comprometer, no sé, con Britney Spears, o algo así. Bien, esto es lo que somos, lo cual puede o no ser genuino o interesante. No estoy criticando eso en sí. Digo que es gracioso cómo esta tradición se ha convertido en lo que es, porque es en sí muy warholiana.

Exactamente, como un mecanismo de autorreplicación.

GK: Sí, pero no creo que Warhol jamás haya pensado que había una antorcha que pasar.

¿Dirías que la experiencia de mirar su obras es algo que crece con el tiempo o que la primera experiencia es la más fuerte?

GK: Es difícil decirlo, porque yo tuve esas primeras experiencias, y cuando suceden, son difíciles de repetir. Es como cuando uno visita una ciudad y casi prefiere no volver porque ella sigue creciendo, todavía está viva en uno. Como cuando uno se enamora de una ciudad y no sabe bien si quiere volver. Cuando yo era muy joven, todos nosotros, los artistas de aquí, mirábamos el arte que se hacía a nuestro alrededor, pero también reproducciones de otros artistas de todas partes. Estoy hablando de grandes artistas como Goya, Velázquez o Manet. Y después de no sé cuántos años de mirar esas obras en reproducciones, la experiencia de estar frente a la obra original, frente a un auténtico Goya, por ejemplo, no era tan excepcional. Por eso es bastante curioso que mi experiencia con Warhol no haya sucedido frente a una reproducción, donde uno podría pensar que la distancia con el original es menor que la que hay entre una reproducción de Goya y un original, sino frente a un Warhol verdadero, como si fuese un Goya. Me parece muy interesante que haya sido completamente al revés, que aunque la obra de Warhol está más cerca de la reproducción, el impacto se produjo ante el verdadero Warhol. La experiencia del aura fue completa.

Es increíble.

GK: Warhol despertó una sensibilidad en mí que estaba bloqueada. Realmente tuve esa experiencia frente a una imagen que podría haber visto en una reproducción. Es algo raro lo que sucedió con Warhol y no soy una excepción. Creo que todos tenemos nuestra anécdota sobre Warhol, nuestro propio momento Warhol...

jueves, 12 de abril de 2012

PSICOANÁLISIS HOY...





Entrevista al psicoanalista Eric Laurent...

¿Usted sostiene provocativamente que la humanidad quiere curarse del psicoanálisis, ¿por qué?

L: Durante un tiempo, esta voluntad de silenciamiento se debió a que el psicoanálisis era subversivo porque tocaba los pilares de la civilización, la familia y los ideales en general. Se intentó hacerlo callar en nombre de proteger los intereses de la civilización cuando la civilización misma se transformó incorporando sus aportes. La cultura permisiva y hedonista actual, la liberación sexual, son los resultados de la difusión del discurso analítico. Silenciar al psicoanálisis ahora sería subversivo a este nuevo orden. Sin embargo, hay algo del psicoanálisis que continúa siendo un obstáculo para la humanidad. El psicoanálisis se resiste a encontrar una norma de vivir común a la humanidad, una norma tolerante, multiculturalista, abierta a todas las experiencias. En términos de Lacan, no hay relación sexual, es decir, para todos. El camino hacia la satisfacción sexual es un camino particular. No puede resumirse dentro de las normas.

En su carácter de nuevo delegado general de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, ¿cuál es la situación actual del psicoanálisis en el mundo?

L: Una particularidad del psicoanálisis de la orientación lacaniana es hacerse cargo de la situación del psicoanálisis en general, tal como lo hizo Lacan. Consideró que hubo una crisis durante los años 60 que consistía en la aceptación de los psicoanalistas de reducir su disciplina a una técnica psicológica entre otras, a una pequeña pedagogía del sentimiento perdido de la vida. El psicoanálisis verdadero era un más allá de la técnica, era el descubrimiento del inconsciente como el efecto de la lengua sobre lo vivo. El hecho de que el hombre sea un animal que habla transforma su animalidad de manera que no puede gozar sin pasar por las huellas que dejó la lengua en él. La crisis del psicoanálisis fue agudizada a partir de la ofensiva de Lacan de tratar de extraerlo de esta perspectiva técnica. La civilización avanzó y la ola de fondo, la tecnicización, ha conquistado otros terrenos en nombre del significante amo de la época, la utilidad. Las terapias cognitivas o conductuales tratan de convencer a los seres humanos que pueden considerarse a sí mismos como máquinas o autómatas, que pueden reformar defectos de costumbres y refrenar su goce pulsional con disciplinas que se pueden transmitir. El aparato técnico de la civilización, que incluye tanto las terapias conductuales como las cámaras de vigilancia, es un gran sueño utilitarista. La crisis del psicoanálisis debe repensarse a partir de la definición de Lacan. Hay dificultades porque, finalmente, el psicoanálisis no es una teoría, es una práctica. El discurso analítico consiste en mantener una práctica de discurso, digamos que da un lugar a esta perspectiva del inconsciente estructurado como un lenguaje.

En Ciudades analíticas, afirma que hoy la civilización es perfectamente compatible con el caos, con la ausencia de límite. ¿Es posible continuar hablando de la universalidad del complejo de Edipo?

L: La concepción de Freud supone que todo lo que se puede nombrar de la experiencia, de la sexualidad, tiene un horizonte, el juego con la interdicción, y el representante de la interdicción, de la ley, es el padre. La expresión figurativa “matar al padre”, entonces, suponía ir más allá de las prohibiciones de la ley que vienen a desconocer las exigencias pulsionales. Freud vivía en una sociedad victoriana donde la prohibición era central. Ahora, por el contrario, vivimos en una sociedad permisiva en la cual no hay ninguna interdicción. ¿En nombre de qué prohibir? Los límites actuales son los límites del orden público, no del orden privado. En nombre del bienestar público se prohíbe fumar, por ejemplo. En este contexto, la idea del padre como sostén de la ley se transforma. Para Lacan, el padre como portador de la interdicción es el nombre del límite de lo que se puede nombrar dentro de la experiencia pulsional de la sexualidad. Como dice Lacan, citando a San Pablo: “Sin la ley, no hubiera conocido el pecado”. El padre, entonces, es el portador del puro poder de la nominación. El representante de la interdicción, que es un hecho de lengua, designa para Lacan la función paternal. Esta puede ser transmitida a otros dispositivos discursivos; por ejemplo, al discurso curativo y educativo. En este sentido, lo universal, aquello que pertenece a todas las formaciones sociales humanas, es que hay goces prohibidos, hay prohibiciones que hacen un límite. El lema “gozar sin prohibición”, difundido por los fanáticos de la liberación de fines de los 60, no es sino la muerte. Para que exista un lazo social, no se debe dejar a un sujeto morir de su adicción al goce, se necesitan prohibiciones, y eso es parte de la función paternal.

Desde Freud se sucede una tradición que define metafóricamente el inconsciente como una ciudad: para Lacan es Baltimore al amanecer, para usted, Bilbao, según su Blog-note del síntoma. ¿Es posible trazar una cartografía del psicoanálisis?

L: Me gustaría hacerlo. Tomar ejemplos de estos monstruos en los que se han transformado las grandes ciudades del mundo, que son ellas mismas síntomas de la civilización. Cuando se observa la deshumanización de las ciudades modernas, se puede hablar de lagos, por ejemplo, como la proliferación de algo que no tiene ni centro, ni ubicación, ni urbanización. Como Lacan dice de Baltimore, una ciudad es un espacio humano donde la naturaleza ha desaparecido. Hay sólo urbanización. Hacer la cartografía de las ciudades implicaría tratar a cada una como un síntoma, como la topología muestra lo imposible de habitar una ciudad. Bu enos Aires es un síntoma. En este nuevo mundo hecho de inmigrantes, es el síntoma del producto del interrogante sobre la identidad: ¿qué es ser un argentino?

Lacan y yo, o la vida como una novela...
¿Conoció usted a Lacan?


L: Comencé mi análisis con Lacan durante los años 60. Era un joven intelectual perdido entre múltiples identificaciones. La patología de mi identificación era una identificación lábil. Hubiera podido dedicarme a muchas cosas. Había un efecto casi generacional de dirigirse a Lacan, pues cruzaba este amor al saber renovado que se denominó estructuralismo, y la reformulación del proyecto freudiano, comentada por Althusser. Asistí, entonces, a mi primera entrevista. Le conté a Lacan que estaba en contra del psicoanálisis porque pensaba que no era completamente correcto políticamente desde el punto de vista del marxismo, que probablemente no me iba a tomar porque era tan solicitado… Él me dejó hablar, sonrió y me dijo que yo no tenía ni idea de lo que decía. Mi síntoma era esta ambivalencia de la demanda, no sabía cómo pedir algo. El analista, por supuesto, no pasa su tiempo contradiciendo o discutiendo con el paciente. Le hablé sobre mis múltiples identificaciones, y concluyó con una frase inolvidable: “Cada uno acaba por escribir su vida como una novela. Usted podrá hacer de su vida una novela. No necesita el psicoanálisis para eso. Lo que éste realiza es comparable al cuento: la contracción del tiempo permite descubrir efectos de estilo, particularmente determinantes en la forma corta. Hacer de su vida un cuento, entonces, es distinto de hacer de su vida una novela”. Él percibió que mi modo de presentarme era novelesco. Insistir sobre el hecho de limitarse, de encontrar el estilo, el significante, fue todo el trabajo del análisis de Lacan.

PARTE DE GUERRA...




Llama la atención en algunos de sus últimos escritos la aparición de Lenin como una fuente para repensar problemas contemporáneos…

Slavoj Zizek: Es una pregunta un poco provocativa. Lo que me interesa particularmente en Lenin es que, frente a la gran crisis en la izquierda después de la Primera Guerra Mundial, fue capaz de ir a la teoría leyendo a Hegel y al mismo tiempo repensar toda la situación. Y me parece que eso es lo que tenemos que hacer ahora. La crisis de la izquierda es manifiesta, aunque proteste en los movimientos antiglobalización y haga ruido en las calles. La izquierda no representa en estos momentos una alternativa positiva. Además, creo que hay un grupo muy importante de la izquierda de la Europa occidental, intelectuales entre ellos, que verdaderamente no quiere cambiar las cosas, que en cierta manera disfrutan de una posición de crítica segura. Es decir, analizan la sociedad y describen comunidades alienadas y otros tópicos clásicos de la izquierda intelectual, pero no tienen una verdadera voluntad de intervenir políticamente. Y Lenin sí tenía esta voluntad.

¿En el sentido de reafirmar una voluntad democrática por medio de la crítica y de la práctica?

S. Z.: Creo que hoy en el mundo occidental la democracia es una especie de desgracia. Obviamente, no estoy en contra de la democracia, pero el problema es que debemos empezar a hacernos preguntas ingenuas, que son las que prefiero. Por ejemplo: ¿qué significa libertad?, ¿qué significa democracia? Porque estamos seguros de que vivimos en una democracia, pero ¿qué es lo que la gente realmente decide sobre eso? ¿Qué posibilidades de intervención tiene? Especialmente ahora, en esta época de globalización, nosotros realmente no decidimos sobre cuestiones cruciales. Muchas cosas importantes son impuestas por el FMI, por las multinacionales, por organismos de poder. Nadie, en ningún Estado, realmente decide sobre cuestiones trascendentes como éstas. Si la democracia significa que una mayoría de gente participa en los debates y decide sobre las cuestiones cruciales de las decisiones políticas, a través de las cuales una sociedad se desarrolla, entonces debemos llegar a la conclusión de que no tenemos democracia, de que no estamos viviendo en democracia.

Su posición sobre la libertad es muy similar…

S. Z.: Es lo mismo con la libertad: usted es libre para elegir su orientación sexual, para elegir su ropa, etcétera, pero las posibilidades de decisión son muy limitadas. Veamos si no a Brasil actualmente, donde la nueva izquierda estaba por realizar cambios radicales en las condiciones de vida de millones de personas, y hoy se encuentran con las estrictas presiones de instituciones financieras que le impiden realizarlos. Lo mismo en Argentina. Yo no soy un utópico que vive pensando en la revolución, pero sostengo que no estamos en condiciones de preguntarnos sobre estas preguntas fundamentales

En una época de cuestionamientos al psicoanálisis, usted rescata constantemente el pensamiento de Lacan. ¿Por qué?


S. Z.: Lacan es para mi básicamente un instrumento. Yo no soy psicoanalista, respeto mucho mi propia libertad, quiero ser libre de dar vueltas alrededor de un problema, y sería una pesadilla para mí estar obligado a psicoanalizar todo lo que me rodea. Pero a pesar de todo encuentro a la teoría y a los conceptos lacanianos extremadamente aplicables para analizar nuestra situación ideológica. Las cosas se han convertido hoy en una paradoja, porque por un lado hay una explosión de la permisividad, se puede ser homosexual, se puede ser promiscuo, a cada uno le está permitido hacer lo que quiere con la vida propia, dedicar la vida al placer que a cada uno se le ocurra. Pero el resultado no es el que se esperaría. La paradoja es: ¿cómo podrían la permisividad y la liberalización salir mal? ¿Por qué, mientras más liberalizados estamos, más y más nos sentimos bajo presión, mucho más que antes? El psicoanálisis lacaniano arroja una luz sobre éste y otros problemas. A diferencia de la influencia de Lacan en países latinos como Francia, Italia y la misma Argentina, en los que se lo usa para analizar temas más bien literarios y culturales, con mis amigos de Eslovenia lo usamos fundamentalmente para analizar y entender fenómenos políticos.

Una noción de la que se ha ocupado últimamente es el tema de la virtualización de la realidad. ¿Qué significa esto?

S. Z.: Lo que trato de enfocar no es sólo el apasionante tópico de lo virtual y lo real. Lo que me interesa es lo que Gilles Deleuze llama “la realidad de lo virtual”, en el sentido de que hay algo que en un sentido es virtual, es decir no es actual, y a pesar de todo tiene consecuencias reales, causas reales. Miremos la política actual, que funciona como el proverbial pecado de un matrimonio, en el que hay uno de ellos que es desdichado y sueña que algún día podrá abandonar a la mujer o al marido. Pero paradójicamente, mientras se sueña con esto, es algo que nunca se va a hacer, es sólo una posibilidad. La política de Occidente funciona de esta manera. Soñamos que podemos cambiar cosas, mejorarlas, pero es algo que nos sirve para protegernos y sobrevivir al hecho de que las cosas son así y no podemos cambiarlas. Entonces, a veces lo virtual funciona, posibilita aceptar las cosas tal como son. Esta paradoja me interesa de sobremanera. Es decir, no el tópico de moda sobre lo virtual, en el sentido de comunicación a través de e-mails, el sexo virtual, los cyber sex, este aspecto no me interesa demasiado. Es más la cuestión de la realidad de lo virtual. Por ejemplo la creencia: en uno de los casos de la vida cotidiana que a mi me gusta usar, un padre con un hijo pequeño “yo no creo en la Navidad, yo sólo pretendo hacerle creer esto a mi hijo”. Y si se le pregunta al hijo, éste dirá que procura creer para no defraudar a su padre. En realidad, nadie cree realmente, pero la creencia funciona. Pienso que la gente hoy cree en la virtual verdad de otro. Paradojas como estas son centrales y muestran la manera en que la ideología funciona.

¿Cuál es el objetivo de la crítica a la ideología hoy?

S. Z.: La ideología opera hoy plenamente. Uno de los tópicos de moda desde la desintegración del socialismo, a fines de la década del ’80, es que la era de la ideología ha terminado, de que vivimos en una época postideológica, pragmática, en la que la economía es una cuestión de expertos, y desde ese momento no se cree más en las grandes ideologías. Creo que eso no es verdad. Los ’90 fueron los grandes años de la utopía liberal capitalista, eso que Francis Fukuyama conceptualizó con la fórmula de “el fin de la historia”. Eso fue una ideología en la que la experiencia ideológica nunca se vive como ideológica en sí. Hay además un fuerte sentido simbólico en el 11 de septiembre, y es precisamente que marca el final de esta ingenua utopía liberal. Ahora sabemos que no hay tal fin de la historia, que no todo el mundo va a ingresar al canon de este mundo capitalista liberal y tolerante. Y a pesar de todo, la gente continúa sin aceptar que la ideología está aún operativa. Especialmente hoy las elecciones políticas están mediadas por la ideología, y son presentadas como elecciones debidas al sentido común o al conocimientos de expertos. Si se escucha a los economistas de hoy, pretenden hacernos creer que lo que ellos hacen es ciencia, como si la ciencia de la economía no tuviera nada que ver con la política sino con el movimiento de los mercados. Pero si esto se analiza de cerca, hay ciertas presuposiciones políticas, porque la economía nunca es simplemente pura economía. Y esto es de lo que debemos convencer a la gente: que la ideología funciona precisamente cuando es invisible, cuando uno no está atento.

¿Por qué repite constantemente que “todo es política”?

S. Z.:- Concibo la noción de lo político en un sentido muy amplio. Algo que depende de un fundamento ideológico, de una elección, algo que no es simplemente la consecuencia de un instinto racional. En este sentido, sostengo que nuestras creencias privadas, en el modo en que nos comportamos sexualmente o en lo que sea, son políticas, porque es siempre el proceso de elecciones ideológicas y nunca es simplemente naturaleza. En este sentido diría que la cultura popular es eminentemente política, y me interesa justamente por eso. Si usted mira los grandes filmes de Hollywood, en un principio parecerían ser absolutamente apolíticos, pero en la trilogía Matrix está absolutamente claro que bajo la excusa de un entretenimiento se apunta a los más profundos temas políticos. Matrix es una especie de metáfora gigante de cómo estamos controlados por un anónimo poder. Estoy cada vez más interesando en la manera en que hasta el más ínfimo divertimento despliega un mensaje que es siempre utópico. El mensaje verdadero, por lo menos en cierta lectura marginal, es que sólo en condiciones de una inminente catástrofe se puede concebir una especie de nueva solidaridad, en la que todas las luchas son olvidadas y todos pugnan por ayudar al prójimo. El mensaje de todos estos filmes es muy perverso: nuestra sociedad está tan dispersa en la competencia que necesitamos una gran catástrofe para lograr imaginar una nueva forma de solidaridad y cooperación.

Usted ha planteado cierto escepticismo frente a los estudios culturales, y prefiere oponer universalismo a multiculturalismo…

S. Z.: Por supuesto, estoy de acuerdo con las preocupaciones oficiales del multiculturalismo, estoy a favor de la tolerancia de toda cultura, de toda orientación sexual. Lo único que yo discuto es que, básicamente, esto no puede ser la coraza última de nuestra actividad política. En orden de plantear políticas multiculturales se debe encontrar un núcleo universal de normas y valores, como manera de respetarnos entre todos. No es que el universalismo sea opuesto al multiculturalismo, pienso que las prácticas exitosas de multiculturalismo presuponen un piso universal, es decir: ¿qué significa respetarnos entre todos? El otro punto, aún más importante, es que en el reconocimiento de las diferencias, en el punto máximo de la ética y de la política, el tema no es que debemos tolerarnos entre todos, sino que debemos oponernos, no físicamente por supuesto, sino con otra lógica. Eso que he definido como que “la verdadera medida del amor es que se puede agredir al otro”. Este es mi punto de oposición con el clásico multiculturalismo de los ’90, que propone un respeto a la cultura del otro, sus bailes, su ropa, pero no en cosas trascendentes. Debemos reenfocar el problema sobre la opresión del poder económico y político, que es el verdadero terreno de las luchas.

Toni Negri estuvo hace unas semanas en Buenos Aires, y sostuvo que Argentina fue una víctima del poder económico mundial. ¿Qué consideraciones le merece el poder destructivo del capitalismo en países como Argentina?

S. Z.: Yo en general estoy en desacuerdo con las posturas de Negri, pero en este nivel estoy totalmente de acuerdo. En desacuerdo, porque creo que no tiene razón cuando asegura que estamos asistiendo al declive del Estado-nación y entrando a una era de poder imperial global. Si se mira a los Estados Unidos, se percibe claramente que no se comporta como un imperio, sino que no es lo suficientemente imperial, que sigue realizando acciones guiadas por la lógica del Estado-nación. No creo que el capitalismo de hoy se esté moviendo en el sentido de constituir un poder imperial. El Estado, es cierto, se debilita día a día, pero en cuanto a los aparatos de seguridad para el control y la dominación, en este sentido se está volviendo cada vez más y más fuerte. En lo que estoy de acuerdo con Negri es cuando dice que lo que se hizo mal en Argentina no es una decisión de los argentinos. Al contrario, lo que se hizo mal en la Argentina en los años de Menem es justamente que se siguieron de cerca los predicados y exigencias del FMI. Pienso que el tema no es preguntarse lo que ustedes, los argentinos hicieron mal, sino qué es lo que estuvo mal en los círculos económicos extranjeros y el precio que ustedes están pagando. No es solamente su responsabilidad, porque más allá de las crisis históricas propias del país, todo este enigma sobre el que el mundo se pregunta, no es exclusiva culpa de ustedes. No deben hacer un autoanálisis y torturarse.

Después del 11/09, parecen haber salido a la luz algunas secuelas del control sobre la vida…

Una cuestión importante es la que Giorgio Agamben analizó en Homo Sacer, en el sentido de que cada vez más y más gente está fuera del orden legal o jurídico. Los prisioneros afganos de Guantánamo son el mejor ejemplo: la vida no importa para nada. La lógica de los campos de concentración se está extendiendo cada vez más, y ya no sólo para prisioneros. La idea de sobrevivencia biológica de grupos empieza a parecer como parte de procesos políticos. Conectado con esto está el efecto de que nos estamos moviendo hacia un orden global en el que prima el estado de excepción como un orden normal de cosas. En esto soy relativamente pesimista. Hay cambios pequeños e imperceptibles en la política, pero tal vez por eso importantes, por ejemplo el hecho de que de pronto en Estados Unidos haya un debate público sobre el uso de la tortura. Hace 20 años esto era algo imposible de concebir, y es un signo ominoso de cómo los roles de la política, de la ética, de los valores van cambiando imperceptiblemente. Más que los grandes cambios, hay que observar los pequeños.

Usted está cada vez más posicionado en una perspectiva fascinada con el cristianismo, en un mundo que ha perdido su sustancia…

S. Z.: Soy incondicionalmente ateo, pero lo que me interesa en el cristianismo es una cierta lógica de comunidad, la manera en que funciona una comunidad de creyentes. No es ni una comunidad de individuos ni una comunidad ética sustancial. Es una especie de comunidad totalmente distinta, emancipatoria, involucrada en una práctica de liberación. Lo que me interesa en la ética cristiana es la idea de una lógica del renacer a la fe, que significa que el cambio radical es posible, que no estamos predestinados por un poder oscuro que controla todo, que es posible empezar desde cero. Además, me interesa una idea que también se encuentra en el marxismo tardío: la de una fe universal que es accesible sólo desde una posición subjetiva. Y la cuestión de que el único terreno para ser devoto de Dios son las relaciones sociales, y ahí es donde se demuestra la verdadera creencia como concepción cristiana del amor. Esto está negado en muchas de las nuevas formas de espiritualidad contemporánea, esas formas egotísticas y new age de espiritualidad, del conocimiento interior, que son para mí un verdadero peligro.

Sus escritos sobre la biogenética han desatado fuertes polémicas. ¿Qué quiere significar con las perspectivas radicales que abre la biogenética?

S. Z.: La gente reacciona contra esto por la simple cuestión de sentirse molesto o con miedo a nuestras nociones de libertad o dignidad, y entonces dicen que debemos limitarla. Esto es lo que dice la Iglesia, lo que dicen algunos círculos intelectuales europeos, como Jürgen Habermas. Pero pienso que nos debemos hacer preguntas más radicales. Los resultados de la investigación biogenética nos fuerzan a confrontar con preguntas fundamentales de nuestra condición humana: ¿somos libres?, ¿qué significa la libertad? Me gustaría conocer si somos libres, y la conclusión es que somos el resultado de algo determinado, no por nuestros genes, porque por supuesto este geneticismo primitivo es falso. Entonces mi idea es que la usual reacción contra la biogenética evita el verdadero problema, que es que debemos repensar muchas de las cuestiones relativas a la organización de nuestra vida ética. No es suficiente decir “no estoy de acuerdo” y no permitirlo, o controlarlo. Debemos preguntarnos preguntas más fundamentales y no actuar según esta actitud defensiva.

(Entrevista realizada durante su visita a Bs. As. en el año 2006)

sábado, 7 de abril de 2012

YA NO SOMOS DOS...





Si las rupturas amorosas nos dan una posibilidad (o la ilusión de una posibilidad), esta es la de ver el fenómeno del que acabamos de salir como algo totalmente externo a nuestro ser. La posibilidad de ver no ya en calidad de protagonista, sino como testigo privilegiado (¿testigo privilegiado?), un ella, un yo y un nosotros malogrados en una determinada conjugación temporal.Los restos del amor aparecen, entonces, como charcos de agua después de la tormenta.
Algo que nunca tuve en cuenta en mis relaciones: amar es amar a una persona; no a su deseo. Esa distinción, muchas veces oscurecida por la potencia cegadora que nos inyecta el sentirnos objeto de deseo, es vital para entender las razones por las cuales "ya no somos dos". No somos dos porque nunca lo fuimos. Siempre fui yo y tu deseo. Vos nunca participaste como una persona. Y una persona es su deseo y su voluntad no sólo para con el objeto amado sino para todo el resto. Y esto, traducido en la vida cotidiana, implica un conjunto de posicionamientos frente a las cosas de este mundo. De eso también hay que enamorarse.
Una imagen reciente que, definitivamente, cierra el ciclo: participamos, hace unos días,de una manifestación. Dudé sobre ir o no, porque la manifestación implicaba un corte de la autopista, práctica que no comparto a la hora de reclamar por derechos. Mientras estábamos en el lugar, escuchando los cánticos y los bombos, mientras arrancaban un cartel del gobernador para prenderlo fuego junto con las gomas que ardían bajo una nube de humo negro, sin que ella se diera cuenta, la observé detenidamente unos segundos. Lo hice sin que ella se diera cuenta, animada como estaba hablando con otra compañera de trabajo. En ese momento, mientras la observaba, sentí una claridad absoluta en la mirada, como si a medida que recorría su figura con mis ojos, en lugar de ver una determinada composición física, estuviera viendo una radiografía completa de su cuerpo y de su alma.
Fue entonces cuando a la sensación de arrepentimiento original (por participar de algo con lo que no estoy de acuerdo)se me sumó una extraña sensación de estar viendo por primera vez una persona -y una relación- tal como es, y es una persona de la cual nunca, jamás, me podría llegar a enamorar.
Lo que vino después -lo que ocurre hoy y, tal vez, seguirá mañana- es una sensación de plena libertad que sólo aparece en esos estadíos de sinceridad absoluta que se nos presentan, muchas veces, casi sin buscarlos en demasía.
Ya no somos dos.