domingo, 12 de febrero de 2012

NO QUEDA MAS QUE VIENTO...



Como muchos de mi generación, siempre tuve una relación marginal con la música de Spinetta. A diferencia de la música de Charly, su música no era la que escuchaba durante el secundario. Conocía algunos clásicos, y -en esos años- vi su unplugged, que me gustó (como me gustan la mayoría de los especiales acústicos grabados para la MTV), pero no me voló la cabeza como sí lo hizo el unplugged de Nirvana que -al día de hoy- sigue siendo el único que me pone la piel de gallina.
Pero Kurt Cobain está muerto desde hace varios años y, ahora, nos enteramos que el flaco también lo está, y que -entonces- sólo quedan Charly el Indio Solari como máximos exponentes de la escena local, sobrevivientes artísticos de una generación que atravesó todas las revueltas (sociales, culturales y políticas) que sucedieron en este país en los últimos 40 años.
Como muchos de mi generación, recién ahora, con la noticia de su muerte y lo significativa que resultó su obra para tanta gente, me dan ganas de empezar a interiorizarme más en esa ausencia.
Sabiendo que corro un riesgo aterrador: que me guste, que me guste mucho y que ya no pueda verlo en vivo. Que pude haberlo hecho: hace un par de años vino a tocar a un teatro de zona sur, pensé en sacar una entrada y finalmente no lo hice.
El arrepentimiento: por definición, por su propia naturaleza, un sentimiento tardío.

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