domingo, 23 de noviembre de 2014

HOMO-TOXICUS (FIN DE UN MUNDO ENFERMO)

 


"ENTRE HOMBRES" (G. MAGGIORI)

"Ha llegado la hora de la re-evoluciòn y para ellos es necesario volver hacia atràs, al punto exacto en el que la especie humana mutò. Hay que recuperar al Homo sapiens seleccionando cientìficamente de entre toda la humanidad aquellos especìmenes en los que todavìa queda algùn vestigio de la primitiva grandeza. Asì como cuando el Homo sapiens neanderthalensis, vulgarmente conocido como hombre de Neanderthal, fue exterminado de Europa, Asia y Africa por el Homo sapiens sapiens, en un hecho que guarda analogìa històcia con la virtual desapariciòn de los indios americanos, consumada por los colonizadores europeos treinta y nueve mil años màs tarde, hoy una nueva raza de hombres, mejor adaptada para la supervivencia en un medio hostil como se ha vuelto el planeta tierra, està reemplazando y destruye el patrimonio sociocultural que durante decenas de miles de años nuestros ancestros han erigido con titànico esfuerzo. El nuevo amo de la Tierra es un arma mortìfera, carece de emociones que lo hagan vulnerable, es una màquina de destruir.
El homo-toxicus goza de una nueva adaptaciòn, producto de su insaciable adicciòn. El homo toxicus  es un obsesivo del aniquilamiento, todo en èl es furia, odio, violencia. Destruye todo a su paso, inclusive a sì mismo, y para lograrlo se aferra de aquello que le provoca màs placer y dolor: la adicciòn. Adicto al poder, a las drogas, al sexo, a la televisiòn, al dinero, a la ignorancia, adicto al odio que corre por su venas y por las venas de sus hermanos, sus enemigos.
El escenario presente no podrìa ser màs patètico. Un presente donde el conocimiento està a las ordenes de la destrucciòn y la tecnologìa es la forma màs acabada de adicciòn a la esclavitud. Un presente donde el adormecimiento de los valores, la indiferencia creciente de las sociedades ante la pèrdida progresiva de su identidad en manos de corporaciones que planifican economìas oligopòlicas; el conformismo generalizado en el que desembocò el sistema capitalista y el lugar preeminente que ocupan los valores econòmicos -convertidos en el fin ùltimo y no en un simple instrumento-, que arrastra a las sociedades en una carrera loca hacia un consumismo cada vez mayor; el estado de corrupciòn generalizada asociado a las instituciones; el aislamiento de los individuos sometidos al vaivèn de un mercado especulador y a la manipulaciòn de medios masivos de comunicaciòn que responden a polìticas lobbistas pergeñadas desde el corporativismo; el peligro que la globalizaciòn representa en la inducciòn de culturas globales y la consecuente pèrdida de la diversidad; la cada vez màs pronunciada desigualdad de clases que concentra la riqueza en un sector diminuto y reparte miserias a todo el resto, hacen que perdamos el rumbo, que caigamos en la desesperanza y renunciemos a la autonomìa, o lo que es lo mismo, a la libertad, y en ùltima instancia a las utopìas.
Un pueblo sin sueños es como una autopista a ninguna parte, es un caos que termina en el embotellamiento, en la inmovilidad. Y donde no hay movimiento tampoco hay vida posible. Entonces, cuando se pierde el significado de los fines, tambièn se pierde el significado de los medios: una autopista a ninguna parte definitivamente no es una autopista, es otra cosa. El resultado de haber transitado este camino es el de habernos convertido en otra cosa.
Para luchar contra esta catàstrofe es menester primero salirse del sistema y re-evolucionar, re- adaptarse, dar marcha atràs sobre los errores para ensayar un nuevo camino hacia el futuro.
El hàbito a lo tòxico no es un fenòmeno puramente social como parece a simple vista: es un fenòmeno biològico. Hubo una mutaciòn genètica, un cambio a nivel cromosomal, o quizàs, y esto es lo màs horrorosamente probable, en el cambio estuvo involucrado un gen que ya existìa pero que se encontraba "apagado", y por algùn tipo de señalizaciòn celular provocada por un estìmulo externo, se produjo el "encendido" de dicho gen, cuyo resultado, evidente y atroz, fue la emergencia de este nuevo hombre. Sucediò como si de alguna manera la perturbaciòn del medio ambiente hubiera activado un dispositivo de autodestrucciòn, una bomba biològica de tiempo. Si esta hipòtesis llegara a confirmarse, nos encontrarìamos frente a un nuevo fenòmeno de mutaciòn intrìnseca masiva, o dicho con mayor propiedad, de activaciòn genètica masiva. Lo que cualquier otra adaptaciòn por la vìa de la selecciòn natural hubiera demorado miles de años en concretarse en la totalidad de una especie, en el caso del Homo-toxicus habrìa demandado pocas generaciones."

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