domingo, 8 de agosto de 2010

LOS HOMBRES QUE NO AMAN A LAS MUJERES...



Encuentro a mi ex en el msn y, después de algunos meses de silencio mutuo, la saludo. "Me defraudaste y mucho" me dice, y con esa frase clausura toda posibilidad de tener una trato más ameno en los momentos en que, por cuestiones laborales, nos tenemos que ver. Luego pasó a enumerar las barbaridades de las que fue víctima en nuestra relación. Cuando la enumeración ya era considerable hago una intervención. Le digo que me parece llamativo que, siendo como soy el Astiz de tribunales, no sólo no me cortó, sino que además se quedó muy dolida cuando decidí que no podíamos seguir juntos.
"Por suerte mi chico es un sol" me dice, y al decirme esto, pienso en dos cosas: por un lado en que no tengo que empezar un trabajo sobre los sentimientos de personas que no van a llegar a tocar realmente mis propios sentimientos, y, por otro lado, que "Enjoy the silence" de Depeche Mode es mi gran descubrimiento del 2010, y la canción que mejor define mi estado emocional actual. Y, como escribí en algún momento, que cada ángel haga con su cielo lo que buenamente pueda.
Disfrutando el silencio, así me encuentro. Pensando en los hombres que no pueden amar a las mujeres (mi viejo, claro), en los hombres que sí pueden (mi hermano) y en las mujeres que no creen en el amor de los hombres (mi vieja). Pensando, también, en una sesión con Carlos, hablando de las etapas en la relación hombre-mujer -conocimiento-enamoramiento (¿o al revés?)-permanencia-crisis-infidelidad-ruptura- eterno retorno-eterna disolución. ("mi mujer actual tiene 27, creo que la próxima va a ser una del secundario").
Recuerdo, también, una lectura apasionada de "La virgen de los sicarios" de Fernando Vallejo, en donde dice que la homosexualidad es la elección de aquellos que encuentran, en las mujeres, seres sin alma.
Sin embargo, mis pulsiones amorosas son barthianas. La potencia de los fragmentos de discursos amorosos, ahora disuelta, pronto tomará forma y verá la luz en una nueva forma de relación (¿sin alma, otra vez?).

Un gran remedio para un gran mal...
amores como flechas van...
cruzando el sueño y te acribillarán...

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